Corte de mangas

Acudo a León para departir una jornada con unos amigos y como el lugar de la cita es cuatro kilómetros antes de la capital leonesa por la vieja carretera de Asturias voy por el Pajares quedando con la boca abierta al encontrarme con caravanas de vehículos en uno y otro sentido. Realmente el ministerio de Fomento tiene muy cuidado el puerto. Ni un solo bache y quitamiedos modernos y altos que dan mucha más seguridad al conductor. Hasta en el pueblo de Pajares hay ahora un mini aparcamiento que algunos conductores agradecerán. En lo alto, el parador es ejemplo de la decrepitud regional. Cerrado y con un cartel que anuncia “Se vende”. Otro buen ejemplo de la falta de iniciativa regional, púbica o privada, me da lo mismo.

La crisis ha golpeado a la concesionaria de la autopista del Huerna, la empresa AUCALSA dirigida por el antiguo consejero de Hacienda del gobierno de Pedro de Silva, Eduardo Arrojo quien está al frente de un competente equipo de técnicos quienes en invierno luchan, y generalmente lo logran, tener la la autopista de montaña abierta y en condiciones de rodar por ella. El caso es que AUCALSA ha perdido 1,1 millones de euros en el primer trimestre aunque los resultados parecen mejorar, tanto en ingresos como en circulación.

Es cierto que para el ciudadano de coche ir o venir por ella a León le cuesta del orden de los 27 euros pero también, especialmente en invierno, es garantía de seguridad, lo que evidentemente no ofrece el Pajares. AUCALSA es una empresa cuyo principal capital es de un fondo norteamericano, como tantas otras compañías en el Principado, si bien la antigua Caja de Ahorros, ahora Liberbank, adquirió en su momento acciones por valor de 100 millones de pesetas. Lo que me temo es que Liberbank en su afán de alejarse de Asturias cuanto primero mejor venda ese paquete de acciones a algún fondo de país lejano. En todo caso y la espera del AVE, o algo que se le parezca Asturias, necesita tener bien engrasada esta ruta con León y Castilla por carretera. Espero que los responsables del Huerna no se desanimen.

Para una región las comunicaciones son vitales y en Asturias desde hace décadas son un mal endémico. La naviera que utiliza la autopista del mar entre El Musel y puertos de Francia e Inglaterra anuncia que se va a finales de septiembre. A la presidenta del puerto, la profesora Rosa Aza, que también fue presidenta de AUCALSA, no le llega el suéter al cuello y ha comenzado a buscar de manera precipitada otra naviera que sustituya a la que se va. Si mi buen amigo Jesús Fernández Valdés, primer consejero de industria que tuvo el gobierno de Pedro de Silva, allá por 1983, viviera se avergonzaría de la incompetencia de la Administración autonómica a la que perteneció como destacado ejecutivo. El, economista y abogado, fue el inventor de la autopista del mar aunque no llegó a tiempo de verla funcionar. Lo de El Musel no va bien como tampoco van las conexiones aéreas de nuestra autonomía. De un tiempo para acá salen un montón de noticias en los medios de comunicación asturianos que dan tufo, esto es, que logran que la opinión pública no se aclare de la situación ya que un día el aeropuerto de Santiago del Monte aumenta el número de viajeros y vuelos y al siguiente, todo lo contrario.

Si queremos una Asturias turística y atractiva no solo para el turista sino para los ejecutivos cuyas industrias, muchas de ellas en manos multinacionales, aún funcionan en nuestra tierra, hay que mejorar las comunicaciones comenzando por clarificar la situación de los distintos proyectos. Ya se que apenas faltan 4 kilómetros para que se terminen las obras de la autovía del Cantábrico en la zona oriental de Asturias pero los miles de usuarios de la misma han tenido que pasar otro agosto de cola en cola con retenciones kilométricas, esas que no conocen ni la ministra de Fomento Ana Pastor ni su buen amigo el presidente del Principado Javier Fernández quien debe de estar de vacaciones como sus amigos del “consejo de sabios”. Si uno fuera un poco más joven y valiente haría lo que hace mi admirado colega Borja Márquez, editor de “El Fielato”; esto es, utilizar como transporte un ultraligero con el consiguiente corte de mangas.



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