Hace tres años, el 13 de agosto de 2011 publiqué el artículo en el Blog "Inaplazable, un nuevo comienzo a escala mundial"
La situación se ha agravado. Nuestras responsabilidades intergeneracionales no se han cumplido. Víctimas civiles, niños y niñas asesinados en Gaza e Irak, con un creciente fanatismo desbocado, con un sistema económico en los "países desarrollados" que ha incrementado las desigualdades, al tiempo que se reducían los recursos para la cooperación internacional, lo que incrementa el número de emigrantes desesperados. Y los fondos para investigación científica y médica -inermes ahora frente a patologías que eran de "países pobres lejanos"- se reducen irresponsablemente; las Naciones Unidas marginadas y suplidas por ridículos e inútiles grupos oligárquicos; la amenaza nuclear invariable "espada de Damocles" sobre el futuro de la Humanidad en su conjunto; y, armados todos hasta los dientes, invirtiendo ingentes recursos en los más sofisticados sistemas de destrucción, al tiempo que mueren de hambre cada día miles de seres humanos, la mayoría niños y niñas de 1 a 5 años de edad...
Y, "los grandes", institucional y personalmente, mirando hacia otro lado. El "gran dominio" (militar, financiero, energético, mediático, digital) olvida los valores éticos pendiente exclusivamente de los bursátiles.
Es acuciante un "nuevo paradigma". Es imperativo conseguir, en breve plazo, con la participación ya afortunadamente insoslayable del poder ciudadano, la movilización suficiente para iniciar el cambio radical, la inflexión histórica de la fuerza a la palabra, de una cultura secular de imposición, violencia y guerra a una cultura de encuentro, conversación, conciliación, alianza y paz.