La ‘cirugía’ que ha sufrido la Presidencia de la República de Colombia, con la creación de 4 oficinas con rango ministerial, más otros cargos menores, podría ser un ejemplo claro de que este gobierno, no solo es ‘derrochón’, como lo dicen los uribistas, sino burócrata.
Se trata de cargos como el de Ministro de la Presidencia, a cargo del ex ministro Néstor Humberto Martínez; el Ministro del Posconflicto, a cargo del general en retiro de la Policía, Óscar Naranjo; La Ministra Consejera del Gobierno, María Lorena Gutiérrez, y Pilar Calderón, quien oficiará como Ministra Consejera para las Comunicaciones.
Esto sin contar con el rango de ‘superministro’ que ostentará el hoy vicepresidente, Germán Vargas Lleras. Todos, en el papel, de una enorme responsabilidad, y todos necesarios, en teoría.
Sin embargo, más allá de los resultados que entreguen, que de seguro deberán mostrar, asalta el cuestionamiento sobre si estos cargos hacen parte de una política burócrata de alto vuelo al interior del Ejecutivo, porque, mientras que hay 2 millones y medio de desempleados tratando de conseguir un empleo, estos ‘pesos pesados’ y amigos del presidente Juan Manuel Santos, entrarán a ganar, de seguro, un salario más que digno, a costillas de los impuestos de esos colombianos que aún están en la desocupación laboral, mientras otros problemas que no dan espera como la sequía y la hambruna en La Guajira, o los atentados terroristas de los grupos armados ilegales, en 5 departamentos del país, entre otros, siguen más vivos de nunca.
Por tanto, el que el presidente Santos se blinde mejor con sus alfiles políticos, no es un pecado, pero que éstos no muestren los resultados esperados, y que, de contera, se les tenga de pagar salarios onerosos, eso sí despertaría el repudio de la opinión pública que ve como el gobierno, para unas cosas es una tortuga, y para otras es toda una liebre.
Si es así, pues que a nosotros los desempleados nos creen una consejería especial para cada caso, con ello, podríamos llevar pan a nuestras casas y prestaríamos un servicio al país, pero este acto de plena burocracia, es sinceramente grosero y burdo.
Todos esperábamos que Santos II fuera el gobierno de la paz, pero, por ahora, es el gobierno de la burocracia recargada.