Los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) han elaborado un informe referido al ejercicio 2012 en el que concluyen diciendo que el índice de la economía sumergida suponía un 24,6% del Producto Interior Bruto (PIB), transformado ese 24,6% a euros la cifra supera los 250.000 millones.
Las grandes fortunas y las grandes empresas concentran el 72% de toda la evasión.
A la par, dice la Federación de Organizaciones Profesionales, Autónomos y Emprendedores que los cinco sectores que más defraudan a la Hacienda Española son los taxistas, peluqueros, talleres mecánicos, hostelería y construcción.
En resumen, el fraude fiscal en España está generalizado y es, para todos, una de las asignaturas básicas de nuestra convivencia. Aquí defrauda todo el mundo, hasta los propios partidos que nos gobiernan y por eso na hay una voluntad política de erradicar el problema.
El perseguir a taxistas y peluqueros (por citar algún gremio) no es más que una discriminación cuando los honorables de cuello blanco -grandes fortunas y empresas- con doble nacionalidad defraudadora (la española y la del paraíso fiscal correspondiente) evaden miles de millones a la vez que dan lecciones y consejos de ejemplaridad.