Este fin de semana se celebró en Asturias, entre Arriondas y Ribadesella la gran fiesta lúdico deportiva del Descenso del Sella que es un hito en el verano asturiano con marcadas referencias internacionales que convierten a Asturias en protagonista en todo el mundo. La fiesta y el deporte unidos y, lo que interesa más al sector turístico, mostrando una actividad del denominado turismo activo que es un magnífico reclamo de Asturias, especialmente para aquellos que les interese la actividad y la naturaleza, pero también para el resto de ciudadanos.
El Descenso en canoa del Sella es una actividad que practican a lo largo del año unas 250.000 personas, con lo que es sin lugar a dudas la actividad de turismo activo más demandada de nuestra región y, por ello, nuestra más importante tarjeta de presentación ante un turista amante de la naturaleza y el deporte. Es además un público familiar con usuarios de todas las edades. Es un turismo sostenible y que interesa acrecentar.
Esta es una razón poderosa para cuidar de forma muy especial esta actividad. Y aquí es donde fallamos de una forma garrafal. El curso del rio Sella en el recorrido popularizado por las canoas se ha convertido en una sucesión de chiringuitos situados en los márgenes de los ríos para vender a los sufridos turistas bebidas, comida y otros productos. Se han multiplicado en los últimos años y operan, suponemos, con la permisividad de ayuntamientos, Principado y Confederación Hidrográfica, sin gaurdar el más mínimo decoro.
Son artefactos improvisados y sin los niveles de calidad mínimamente exigibles para un servicio digno, que trasladan una imagen de dejadez, de oportunismo y de cutrez absolutamente inaceptable. Es muy molesto ver la imagen que transmitimos ante miles y miles de usuarios, porque el rio Sella y la actividad del descenso en canoa es nuestra seña de identidad más notable en turismo activo y una evidencia del interés que nos genera nuestros recursos turísticos.
Creemos que es necesario que exista a lo largo del recorrido y en los puntos que se consideren más idóneos algún tipo de instalación emn la que puede ofrecerse este servicio pero, desde luego de forma regulada y con un nivel de calidad acorde a la importancia de la actividad y el número de usuarios.
Falta también una mayor atención al turista durante el recorrido, más allá de la que prestan las empresas que ofrecen esta actividad que están atentas, pero llegan hasta donde pueden. Es cierto que el descenso del Sella es totalmente seguro, pero no estará de más que hubiera algún centro de protección civil que puedan atender al turista durante el descenso y que no quede a su suerte solucionar cualquier percance que pueda producirse, especialmente esta actividad que muchas veces se hace con niños. Muchas otras actividades congregan mucho menos público y cuanta con estos servicios.
En fin, que el descenso del Sella como actividad turística debe ser analizada y revisada con seriedad para arbitrar soluciones ante la situación actual, porque es un auténtico tesoro dentro del ámbito turístico de la región que debe servir de ejemplo para que en otras zonas de Asturias podamos aprovechar los recursos naturales, paisajísticos, de infraestructuras existentes o de cualquier otro tipo para ponerlos a disposición de los visitantes. El Sella es el mejor ejemplo.
*Presidente de Hostelería de Asturias