Hoy se cumple el 69 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima. Tres días después Estados Unidos lanzó la segunda sobre Nagasaki. En total más de medio millón de japoneses murieron aunque con el paso de los años fueron muchos más como consecuencia de la radiación recibida. Reconociendo que tales hechos condujeron a la rendición inmediata de Japón en la II guerra mundial no cabe duda que hoy hace 69 años se abrió la era nuclear que si la sensatez no impera ahora y en el futuro en nuestro mundo puede conducir a la destrucción del mismo.
Precisamente hace solo unos días falleció a los 93 años en Georgia, al sur de los Estados Unidos, el último superviviente, Theodore Van Kirk, de la tripulación del “Enola Gay”, el avión que lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima. Como todos los años en esta fecha se ha celebrado un emotivo acto en recuerdo de las víctimas en el punto exacto de la caída de la bomba en la ciudad japonesa donde la sociedad pública y privada volvió a rezar por el desarme nuclear y la paz.
Siempre traigo este día a colación un comentario personal porque el aniversario en cuestión coincide con mi propio nacimiento en Oviedo. Aquel día, 6 de agosto de 1945, nacieron en nuestra ciudad otros tres ciudadanos. ¿Que habrá sido de sus vidas?. Para mi, a estas alturas, el mirar para atrás es como volver a visionar una película, más llena de alegrías que de tristezas, la verdad, y que siempre se desarrolló en Oviedo. Coincide este año con mi otro aniversario también importante en el orden personal, los 50 años de ejercicio del periodismo en medios asturianos, de ahí que me considere perteneciente a una generación que no lo tuvo fácil pero que vivió etapas apasionantes, recordando aquel Oviedo triste y deshecho de la posguerra, pasando por el arranque económico de nuestro país a raíz de los planes de desarrollo ideados por el equipo de Laureano López Rodo, el fin de la dictadura contra la que la clase obrera asturiana siempre se enfrentó con ciertos costes, el florecimiento de la empresa pública, la llegada de la democracia, nuestra entrada en la Unión Europea, la implantación de la nueva moneda, el euro, el impresionante desarrollo tecnológico a todos los niveles incluidos… en fin, lo de que a estas alturas siento que el tiempo no corre, vuela, es una gran verdad. Son por tanto millones las veces que desde los 18 años comencé a pulsar las teclas, primero de una vieja Underwood, luego de la Olivetti eléctrica y finalmente en el teclado del ordenador. ¿Quien me iba a decir a mi hace 50 años que estas modestas líneas podría lanzarlas al mundo entero desde mi propio domicilio?. Como bien consideré cuando en septiembre del 2010 inicié este bloj de comentarios periodísticos sobre la vida asturiana el siglo XXI es el de la comunicación apoyada por una tecnología cuyo desarrollo a velocidad del rayo aún está comenzando. Este año también coincide con el 50 aniversario de mi jura de bandera en Oviedo cuando hice el servicio militar, entones obligatorio aunque lo realicé de manera voluntaria para no correr el riesgo de que me destinaran fuera de Asturias -ya tenía por entonces trabajo-, lo que hará que el próximo invierno en unión de antiguos camaradas como Ramón, Manolo, Berti, José Manuel y algún otro renovaremos el juramento, no por el significado militar, ni mucho menos, sino por el sentimiento de añoranza y camaradería de cuando éramos jóvenes.
Hay que continuar escribiendo porque ello alimenta la adrenalina. Creer en nuestra tierra, pese a todos los problemas que hay planteados, ser optimista y palpar el presente con un futuro en el que continúo confiando creo que es fundamental para encarar sin desmayo el día a día a veces afectado por algún que otro, lógico, fallo de salud. Puede que suene a cursi lo del deber cumplido pero una esposa desde hace 44 años, dos hijos, y una calle de Oviedo que llevará mi nombre no es un mal bagaje además de tener la conciencia tranquila. Que dentro de un año todos sigamos aquí, mis estimados lectores. Y que Asturias mejore.
Una medalla de oro más que merecida
El Gobierno del Principado ha hecho públicas las medallas de Asturias que con motivo de la festividad de nuestra autonomía se entregarán el día 7 de septiembre en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. La medalla de oro ha sido para el padre Angel García, fundador y promotor de “Mensajeros de la Paz”. Una distinción más que merecida a este sacerdote mierense que hace más de cincuenta años con su compañero Angel Silva fundaron en Asturias “La Cruz de los Angeles”.
Parece ser que en un principio el ejecutivo asturiano pensaba distinguir con la medalla de oro a la ovetense Reina de España Letizia Ortíz pero desde la Casa Real indicaron que no era el momento ya que habría parecido quizás un cierto oportunismo por parte del gobierno regional. En cuanto a las medallas de plata, todas también muy bien concedidas, destacando la de que se entregarán a dos empresarios: El creador y presidente del grupo industrial IMASA, el zamorano Tomás Casado que vino de joven a Asturias a través de una empresa de montajes que trabajaba en los primeros pasos de ENSIDESA y que a sus 83 años sigue en plena forma personal y empresarial, y el empresario riosellano, licorero de prestigio, Emilio Serrano, auténtico embajador del turismo del oriente de Asturias, hijo predilecto de Ribadesella y asturiano comprometido con cualquier iniciativa que sirva de promoción a nuestra tierra. Junto con ellos también recibirán la medalla de plata la Fundación Sanatorio Adaro que cumple más de un siglo de atención hospitalaria en la cuenca del Nalón, el sindicalista a título póstumo Manuel Fernández “Lito”, la catedrática de Estadística de la Universidad de Oviedo María Angeles Gil Alvarez y el ganadero José Ramón Bediola. Para todos ellos mis felicitaciones.
Me llega otra decisión sorprendente por parte de la Consejería de Sanidad, a la que ya no sé, la verdad, al paso que va que medalla habría que darle. Y es que ha rechazado colocar en el nuevo HUCA las placas de agradecimientos a ilustres galenos que estaban colocadas en el viejo hospital. Por lo visto las han quitado del viejo HUCA enviándoselas a las familias. Un ejemplo, la que ponía “La consejería de Sanidad al doctor Manuel Roiz Noriega en agradecimiento a la labor profesional desarrollada en el Centro de Oncología. Diciembre 1984″. La verdad es que en la escuela me aprendieron aquello de que de bien nacidos es ser agradecidos, pero está visto, los actuales rectores de la sanidad asturiana se lo pasan por el arco del triunfo.
Dentro del plan de empleo que ponen en marcha los ayuntamientos asturianos observo que el cuarto en población de Asturias, el de Siero, convoca una plaza de periodista para un licenciado en periodismo o grado o master equivalente que debe ser desempleado de larga duración y no ser perceptor de prestación contributiva por desempleo. Por supuesto, salario de mileurista, o sea, 901 euros brutos mensuales. Seguro que con este fichaje el alcalde Llosa mejorará su imagen.
Me ha encantado, refrescándome la memoria, el artículo que el cronista oficial del Centro Asturiano de Oviedo Pedro Cortés publica en La Nueva España titulado “Cincuenta años de la visión de un cuélebre”. Fue un verano de 1964 cuando el fotógrafo Florencio Sierra y un servidor, que iniciaba sus andanzas periodísticas en el diario Región, nos fuimos a Felechosa en busca de un cuélebre que tenía aterrorizada a la población, especialmente a los veraneantes, algunos de los cuales juraban y perjuraban haberlo visto enroscado en alguna sebe. Por más que rastreamos el cuélebre no apareció pero sí recibimos un telegrama del diario ABC pidiéndonos fotos primer plano del bicho e historia de su captura. Como bien dice en su escrito Pedro Cortés en la reacción del citado diario aún siguen esperando. Y ya que hablo de este erudito investigador y miembro de la Asociación de Escritores y Periodistas del Principado de Asturias no estaría de más que el gobierno del Principado le tuviera en cuanta como futuro cronista oficial de Asturias, cargo que incomprensiblemente sigue vacante desde que hace diez años o más falleciera el titular Joaquín Manzanares. Creo que su designación caería muy bien en los ambientes culturales de nuestra autonomía y no estaría de más que el nombramiento fuera antes de la última semana de septiembre ya que los cronistas oficiales de toda España -veintitantos de Asturias- celebrarán su asamblea anual en Oviedo. Anímese señora consejera de Cultura y de el paso.