Amistades

Hace unos días escribí un artículo titulado "Amigos" inspirado en una historia real y muy satisfactoria personalmente que hacía buena aquella frase de Montesquieu "La amistad es un contrato por el cual nos obligamos a hacer pequeños favores a los demás para que los demás nos los hagan grandes".

El protagonista de aquella historia era mi querido amigo Ramón, fundador del despacho Mijares-Abogados, de gran predicamento en Asturias, eje y referencia del Derecho Consuetudinario Asturiano a través de los Módulos de Campo que organizamos, soporte de la Revista de debate político-jurídico Las XII Tablas, que creé en su día, y sede del Seminario Jurídico Gerardo Turiel, nombre que me cupo el honor de proponer. Ramón es amigo de la Universidad y compañero de la Tuna Universitaria en su etapa más gloriosa.

La Universidad es un buen lugar para hacer amigos.

También es buena etapa la infancia, la escuela, el colegio y el trabajo.

Tengo amigos y amigas encuadrables en cada uno de esos estadios.

Pero también constituyen buenos momentos para hacer amigos las vacaciones.

Son amistades similares a los contratos fijos, periódicos discontinuos, ciertamente, pero tienen la ventaja de no hacer buena aquella frase de Cicerón "La convivencia corrompe la amistad, el mucho contacto la consume, el respeto la conserva".

Son amistades no buscadas, surgen espontáneamente a consecuencia del contacto diario, mantenido y rutinario. La lucha diaria contra el despertador para encontrar la mejor ubicación de la tumbona puede ser un buen motivo para ir consolidando la amistad con quien comparte nuestras mismas inquietudes.

Son amistades desprovistas de todo interés. Desconoces a priori quiénes son, a qué se dedican y su procedencia. Vas descubriendo día a día que se trata de gente respetuosa, amable, cívica y, poco a poco, el contacto matinal va dando paso a una relación más intensa, hasta el punto de que los pequeños incidentes individuales se convierten en colectivos y a ellos se responde solidariamente como si fueran comunes del grupo.

Dentro de esta clase de amistades debo encuadrar las de José y María Jesús, así como las de sus hijos Aliosa y Marina, naturales de Eibar, y las de Paco y Carmen, de origen castellano-manchego, concretamente de Alcázar de San Juan.

Unos y otros, compartimos un trozo de playa en Benidorm, y esperamos ansiosos que llegue el mes de julio para reencontrarnos.

Pertenecen a esa clase de amigos que no esperan a descubrir tus necesidades, se anticipan a ellas y se esfuerzan en satisfacerlas con los medios a su alcance.

Cuando pienso en ellos, me viene a la mente aquella frase "El pájaro tiene su nido, la araña su tela, el hombre la amistad".



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