Desastrosa gestión con el secionismo catalán

  Al presidente del  Gobierno no le queda más remedio que ponerse serio, dar un puñetazo en la mesa si es preciso y comenzar a tomar medidas de mayor calado que los parches que está aplicando actualmente, para continuar entreteniendo a la ciudadanía hasta la próximas elecciones generales. De lo contrario el PSOE, harto de tanta inoperancia, ausente ya Rubalcaba y con un nuevo Secretario General dispuesto a todo, intentarán pactar con otros políticos y alcanzar acuerdos. Continuar eludiendo ciertas reformas estructurales necesarias y seguir permitiendo que la corrupción siga extendiéndose, puede llevarnos a una España ingobernable. La demanda de cambios crece por días y el negarse a aceptarlo le podría suponer al Gobierno perder la mayoría en los próximos comicios.

      El problema del secesionismo catalán pesa y agobia como una losa y el tiempo se agota. El cupo de desinformación y angustia que están soportando los españoles, a cuenta del independentismo catalán camina hacia su tope sin que el quietismo presidencial aporte soluciones. Tal situación está originando una desafección hacia el Gobierno que obligue a su presidente a tener que dimitir, como ya le ocurrió en la segunda legislatura al desdichado Zapatero. Nos parece perfecto  que  Rajoy se apoye en la Constitución para no permitir el tan cacareado referéndum a tres meses vista, nada que ver con lo que los españoles demandan, consistente en que se les explique “como” tienen previsto impedir su celebración y las medidas apropiadas para lograrlo, de forma y manera que los ciudadanos puedan dormir tranquilos.

     El presidente Arturo Mas, en la prevista reunión con Rajoy, recurrirá al mantra de siempre, aduciendo que la consulta es apoyada por el 80% del Parlamento catalán, toda una falacia porque nadie puede tomar decisiones sobre algo que no le corresponde. Por su parte, la postura del Gobierno desde hace más de dos años largos continua siendo de manifiesto inmovilismo, soportando insultos y humillaciones de todo tipo. Conviene recordar que la movida que se está organizando para la “Diada”  de septiembre, caldeará el ambiente hasta temperaturas altamente preocupantes, por no decir peligrosas y con el consiguiente deterioro de imagen en el extranjero, inversores, etc.

     Rajoy, incomprensiblemente, está errado pensando  que con las medidas que presente en septiembre a la vuelta de las merecidas y sagradas vacaciones,  todo cambiará y no va a ser así. Sin duda, un buen plan de empleo, más ayudas sociales, elección de alcaldes mediante el sistema de la lista más votada y la reducción de aforados, etc. serán bien aceptadas pero no es eso lo que espera conseguir la Generalidad con su consulta del 9 de noviembre.

     Vincular unas medidas de fomento para la creación de empleo con “el derecho a decidir”, es otra equivocación. Los catalanes pretenden beneficiarse de todo lo que puedan y más, pero organizado, dirigido y administrado por la Generalidad, teniendo en cuenta que a estas alturas ya no están dispuestos a rectificar un ápice en lo que afecta al mencionado referéndum, porque  el ceder supondría que tanto CIU como ERC se verían obligados a retirarse de la escena política. Si Mas no consigue que prospere el proyecto independentista, será fagocitado por ERC, con lo cual su paso por la política tocaría a su fin, algo a lo que no está dispuesto aunque tenga que blindar con sus Mozos de Escuadra mesas y papeletas electorales.

     En otro orden, la corte de pelotas más el consejero áulico, Arriola, dicen que le están contando a Rajoy que con las medidas antes mencionadas, saldrá por la puerta grande en las generales del 2015, y nuevamente con mayoría absoluta, lo cual, a la vista del panorama no parece muy creíble, pero….Pensar que la debilidad del PSOE va a ser eterna es una utopia y la teoría de que en la izquierda se van a destrozar entre ellos también es falsa y no sirve.

     El nacionalismo catalán se ha propuesto quebrantar la unidad de España, y a este paso  con la abulia de nuestro Gobierno es posible que lo logren. Evitar tal desastre está en nuestras manos, exigiendo al presidente que no dilate las soluciones a tomar hasta los primeros días de noviembre, y todo ello con la aquiescencia de aquellos partidos considerados constitucionalistas, para evitar, entre otras razones, que tras Cataluña, el problema se traslade al País Vasco y otras CC.AA. Todo es cuestión de informar adecuadamente a los ciudadanos, quienes con toda seguridad optarían por defender la unidad de España.

     Las maniobras ocultas realizadas hasta el momento por el PP no han servido para nada, y si para que la sangría de votos de la formación conservadora continúe como está ocurriendo y se convierta en un mal  irreparable. Para empezar, bien haría el Gobierno en suprimir las vacaciones de agosto y dedicarse a programar una estrategia contra la consulta, contemplando  como impedir que los funcionarios públicos participen en su realización, censos electorales y todos aquellos engorrosos aspectos que intervienen en tan complejo asunto.

     Jurídicamente, el impedimento para efectuar la mencionada consulta, no está tan claro como se nos viene contando. En el pasado marzo, el tribunal tumbó la declaración soberanista aprobada por el Parlamento catalán, argumentando que en el marco de la Constitución, una Comunidad no puede unilateralmente convocar un referéndum para decidir sobre su integración en España, sin embargo, eludió abordar las referencias de la declaración al "derecho a decidir"

     Decídase don Mariano. Usted sabe que si no actúa con premura y permite que las fechas corran, todo irá a peor. Ningún ciudadano ignora que su proyecto es seguir gobernando una segunda legislatura para que no se cumpla la profecía de pasar a la historia como “Mariano el Breve”, algo que no le ocurrió ni al mismísimo Zapatero que ya es decir….



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