Gaza. De nuevo el horror. De nuevo los afligidos afligiendo, los sacrificados sacrificando, los sometidos sometiendo, los humillados humillando, los diezmados diezmando, los asesinados asesinando.
De nuevo Israel sin piedad. De nuevo escusas para "asesinatos selectivos (!) con gravísimos efectos colaterales...
"Occidente y países árabes presionan para forzar el alto al fuego en Gaza" figura hoy en "El País". Y sigue: "Los Ministros de Asuntos Exteriores de Alemania e Italia inician una gira por la región"... "Egipto propone... una mesa de diálogo. Qatar se implica también en la vía diplomática"... "La Casa Blanca evita confirmar la eventual visita de Kerry a la zona"... "Séptimo día de una ofensiva que ha causado 175 muertos palestinos".
Es preciso, es un deber apremiante, que se alce un gran clamor popular en el ciberespacio para que, de una vez, termine el calvario de un pueblo que lleva 60 años intentando alcanzar la convivencia pacífica con el Estado de Israel.
Es necesario refundar con urgencia unas Naciones Unidas dotadas de los medios personales, técnicos y financieros necesarios para una gran eficacia en el cumplimiento de su misión, que sería beneficiosa para todos...
Sin este clamor popular, sin esta refundación apremiante, seguirán las mismas víctimas más años...
Seguirán unos países -como sucede hoy en bien reconocidos Estados árabes- ayudando a los que defienden el fanatismo en uno y otro lado...
Y los muertos los seguirán poniendo los palestinos.
En estos momentos recuerdo con profundísimo afecto a Yitzhak Rabin. Él comprendió y actuó en consecuencia. Él llegó audazmente a las mismas puertas del acuerdo de paz con Yasser Arafat. Fue asesinado a los pocos días.
Además de Gaza, en el mismo periódico de ayer y ante ayer puede leerse: "Ucrania: los separatistas rechazan negociar un alto al fuego. 700.000 civiles abandonan la capital rebelde".
"Israel sopesa una intervención terrestre en Gaza"
Y en Irak sigue el terrorismo basado en conflictos intrarreligiosos... Miles de víctimas, de civiles aterrorizados, mientras los G7, G8 y G20, miran hacia otro lado. Está clara su incapacidad para la gobernación mundial.
Es necesaria y urgente la refundación del sistema de las Naciones Unidas.
Es necesario y apremiante un gran clamor popular para estos cambios radicales. Un tsunami en el ciberespacio.