El centenario de San Juan

Una de las parroquias con más solera de Asturias, la de San Juan el Real en Oviedo, se dispone a celebrar su centenario. El nuevo párroco, Javier Suárez Fernández,nacido en la cuenca minera, concretamente en Turón, pone en marcha una comisión que será la encargada de celebrar con todo el esplendor posible una serie de actos que se desarrollarán a lo largo del próximo año. La iglesia de San Juan, posiblemente después de la catedral sea el templo más visitado por los turistas que cada vez en mayor número y principalmente en verano visitan la capital de Asturias. Siempre que veo al nuevo párroco, buen amigo desde sus años de cura en El Cristo -veintiuno- y del Centro Médico, le recuerdo por qué esta parroquia es famosa en el mundo entero. Porque en ella se casó Francisco Franco con la ovetense Carmen Polo Martí­nez-Valdés y también porque a los pocos días de nacer, el 6 de agosto de 1945, dí­a de la bomba atómica sobre Hiroshima, me bautizaron en ella por ser nuevo vecino de la cercana calle de San Bernabé.


Como consecuencia de mi profesión de periodista hice varios reportajes sobre la parroquia a lo largo de los últimos 50 años lo que se tradujo en una gran amistad con el querido párroco Fernando Rubio quien estuvo 51 años como tal en San Juan y a quien tras su fallecimiento le sucedió Javier Suárez. Aún recuerdo el disgusto que cogió Fernando Rubio cuando el pintor mierense Tinso que llevaba más de dos años restaurando las pinturas en el interior del templo apareció un buen dí­a colgado de uno de los andamios. Fernando Rubio era todo bondad y conocía el barrio como la palma de su mano. Siempre me repetí­a que contra la creencia popular San Juan era una de las parroquias cuyos clientes tenían más necesidades. Siempre poní­a el ejemplo de viejecitas que apenas teni­an para subsistir pese a ser propietarias de pisos en la calle de Uría por los que apenas percibí­an 100 euros al mes. Durante años hizo también una gran labor social Benedicto, experto en recuperar a ciudadanos alcohólicos y que desde el complejo parroquial de la calle Fray Ceferino -enfrente estuvo muchos años el desaparecido diario Región- hizo una gran labor. Fernando Rubio siempre tuvo abiertas estas instalaciones a las necesidades sociales de Oviedo. ¡Cuantas asambleas celebraron los sindicatos en el salón parroquial cuando la larga y dura huelga de la construcción a finales de los 70!.

 

Cuando el eterno párroco -Fernando Rubio era de León- falleció parte de la clientela esperaba que el arzobispo nombrara como su sucesor al coadjutor Alvaro Iglesias, también muy efectivo en su labor pastoral; pero no, hubo sorpresa y Alvaro Iglesias pasó a Gijón mientras Javier Suárez tomaba posesión de San Juan. Por fortuna la personalidad y religiosidad del nuevo párroco pronto eliminó reticencias y hoy los fieles están encantados con él. Han sido muchas las bodas, bautizos y funerales a los que he asistido en esta parroquia a lo largo de mi vida. Familiares, asturianos ilustres… en fin, siempre que escribo sobre San Juan no puedo por menos de tener un recuerdo para el gran escultor que fue Urrusti y que tení­a su taller en los bajos de la iglesia por su parte trasera. Entre soplete y soplete hacia un alto para tomarnos unos vinos con los amigos en el desaparecido Marchica donde su propietario, el gran Ramón Suárez, nos contaba los últimos cotilleos que circulaban por Vetusta. Cuando iba a los estudios de Radio Nacional entones ubicados frente a la iglesia, en la esquina de Doctor Casal con Palacio Valdés, no dejaba de mirar la enorme bala de cañón incrustada en la fachada de la iglesia en su parte alta como imborrable recuerdo de la guerra covil. Supongo que ahí­ seguirá. En definitiva, la celebración del centenario de la iglesia de San Juan va a ser todo un acontecimiento en la vida local. El recordado alcalde Luis Riera, eterno en la escultura que hizo ManoloLinares, dará fe de ello.



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