Que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hable de regeneración política y que, en los últimos días, unos cuantos cargos del Partido Popular deambulen por los platós de las televisiones adictas y por las emisoras y las redacciones de la prensa imparcial, son hechos indicativos de que los señores de "Podemos" les están sacando de su letargo.
Tan nerviosos y desorientados se encuentran, tanto el Partido Popular como sus acólitos voceros, que para no variar están gestionando un problema no solo mal sino también a destiempo. Fue acabar el recuento de los votos en las últimas elecciones europeas y -en lugar de poner la maquinaria del Partido y sus fundaciones ideológicas a analizar los fallos propios- empezar a buscar los supuestos trapos sucios de Pablo Iglesias y su grupo para tenderlos al viento inquisitorial. Me da la impresión de que en su cacería apresurada están gastando los cartuchos antes de tener al zorro fuera de la madriguera.
Hablar de regeneración política y aplicar métodos de descrédito personal sin respetar la voluntad popular supone una actuación poco acorde con las bases democráticas y, en todo caso, es más propio de políticos y organizaciones que añoran cruzadas y alzamientos.
Mariano Rajoy no debería apurarse, la regeneración del Partido Popular la está instruyendo gratuitamente el juez Ruz con el caso Bárcenas y la trama Gürtel. Cuando acabe -si es que se lo permiten- habrá una lista de quién ,quienes y el por qué se tienen que regenerar. Empecemos por ahí antes de atacar a "Podemos", que acaban de llegar.