El padre de este famoso pintor francés era banquero y mantenía muy malas relación con su hijo porque a él, la pintura, le parecía cosa de pobres y desgraciados. Cézanne alcanzó la fama ya muy mayor, cuando pintores jóvenes y consagrados emprendían largos viajes para visitar su casa y hablar con él, como quien va a consultar el oráculo. Picasso estaba tan obsesionado con Cézanne que lo consideraba algo así como su padre.
Para muchos, la buena pintura es como la buena música, no la entienden porque no son capaces de penetrar en el sublime misterio que encierra.
Nicolás Poussin, otro genial pintor dejó dicho: “La pintura es la amante de la belleza y la reina de las artes”.