El Ramadán

El Ramadán en el presente año se inicia el 28  de junio y finaliza el 28 de Julio. El mes de Ramadán es el noveno mes lunar y empieza con la aparición de la luna a finales de Sha'ban (octavo mes en el calendario lunar islámico).

 

Durante esa santa, los musulmanes de todo el mundo realizan un ayuno diario desde antes del alba hasta la puesta del sol, tomando su primer comida al acercarse la oración del anochecer. El objetivo del ayuno es enseñar a los musulmanes la paciencia y la humildad, así como recordarles lo afortunados que son y hacer hincapié en la ayuda al necesitado y aquellos con menos suerte.

 

El Eid al-Fitr se inicia después del ocaso del último día del Ramadán. En las horas tempranas de la mañana del primer día del Shawwal (jornada inaugural del Eid al-Fitr), los musulmanes realizan un plegaria ritual, entonces se reparten dulces, comida y bebidas sin alcohol en las mezquitas y hogares. Las celebraciones duran tres días en los países islámicos.  

 

Todo creyente piadoso debe acatar el Ramadán, siendo el mes, según la tradición, en que el profeta Mahoma recibió de Alá (Dios) la primera sura del Corán. Esos días, desde el amanecer hasta el anochecer los musulmanes no pueden comer, beber, fumar, ni tener actividades sexuales.

 

 Todo seguidor del Islam que haya alcanzado la pubertad debe participar en el ayuno, aunque existen excepciones para enfermos y mujeres que deban alimentar a niños recién nacidos.

 

 La práctica, a nuestro entender, tiene también un valor higiénico y terapéutico, el cuerpo humano necesita, cada cierto tiempo, limpiar sus toxinas, y con ese mes de ayuno se consigue en gran medida. Al contrario de lo que sucede con el Cristianismo, el Islam no podría convertiste nunca en una religión privada de conciencia y ética personal, pues la misma, y de eso trata cada sura del Corán ( costa de 114) rige la vida personal de todo creyente, desde la vestimenta a la economía, pasando por la ética empresarial, los impuestos, la justicia y los castigos, los pesos y las medidas, la política, la guerra y la paz, el matrimonio y la herencia, la familia y la vida doméstica, el cuidado de los animales y el ganado, las relaciones sexuales en el marco del matrimonio, la educación, la dieta, la cocina, el comportamiento social, la normas del saludo y las reglas de la hospitalidad. Es más, allí  se encuentra la forma en que se ha de beber un vaso de agua.

 

 Por esta razón es que los fundamentalistas desean implantar, aunque sea a sangre, gobiernos islámicos donde se cumpla a rajatabla cada sura (leyes) del Corán. Por lo pronto Irán y Afganistán ya están siendo regidas por esas normas y en Argelia los grupos integristas luchan con una ferocidad dolorosamente fanática para conseguirlo. Los últimos acontecimientos nos demuestran que están dispuestos a todo. Sabemos de las matanzas diarias, pero no de los espeluznantes detalles.

 

 Se sabe, por testimonios directos, que los jeques que dirigen los grupos armados del GIA distribuyen a las jóvenes secuestradas entre los combatientes según el grado de valor que han demostrado en la lucha. De esa forma, cuando más sanguinario es un guerrillero más puede disfrutar del cuerpo de una muchacha.


 Es difícil creer que eso se pueda hacer en nombre de una religión  como la musulmana, en la que la tolerancia es una virtud, pero así sucede cuando el fanatismo nubla la mente y atrofia los sentidos.



Dejar un comentario

captcha