Creo que los nefastos resultados obtenidos por los partidos mayoritarios el pasado 25 de mayo marcaran un antes y un después en la vida política española y es que los números hablan por si solos, ya que ambas fuerzas política (PP,PSOE) han perdido en conjunto más de 5.100.000 votos. Dato trágico que genera aún más alarma cuando recordamos que ambos en el año 2.009 habían obtenido 80’9% del total, y ahora solo el 49% del total, lo que se traduce en una perdida de 8 y 9 eurodiputados respectivamente, y eso que la temida desafección ciudadana a la hora de votar no se ha producido y el porcentaje de votación se incrementó con relación al año 2.009, pasando del 44’9% al 45’85% en esta ocasión. Esta es la cruda realidad que dan las elecciones europeas del 2014 y a partir de ahí habrá que analizar las causas, motivos, errores, negligencias, abusos, que de todo ello hubo y hay en la vida española, ponerse el traje de faena , arrancar el motor y tratar de solucionar los problemas reales que angustian a nuestros vecinos.
Estos resultados constatan que la población española está descontenta, desasistida, que no se la tiene en cuenta, que sus necesidades básicas no se solucionan y que cada día se le imponen más sacrificios y siempre los padecen los mismos, mientras que los causantes de muchos de sus males, tienen chófer, viajan y pernoctan en hoteles de alto copete. Esta impunidad de unos pocos ante una sociedad que soporta casi seis millones de parados y un paro juvenil que sobrepasa el 60% y que ve que el único futuro de sus hijos y nietos es preparar la maleta y coger el avión rumbo a cualquier parte, es difícil de soportar , por no decir imposible, y ante este estado de cosas no es arriesgado pensar que los españoles han usado el voto para herir, para gritar, para decir ¡Basta! Y son conscientes, saben, que han apoyado a fuerzas utópicas, populistas pero ante tanta desidia no les quedaba otra alternativa. Se consideran desamparados, a nadie parece preocuparles sus miserias, sus apuros, y una prueba evidente de esto la tenemos en el tema de los desahucios, donde llegaron abrirse juzgados especiales para agilizarlos en vez de buscar alternativas, que las había, que pudieran paliar las penurias que padecían muchos de los afectados; pero ,a pesar de todos los pesares, de todas las frustraciones, de todos los engaños, el pueblo, el pueblo juicioso aún espera una reacción de los partidos mayoritarios y ésta debe producirse ante de las próximas elecciones municipales, pues de seguir en esa misma postura el descalabro que espera a los partidos clásicos será enorme y con unas consecuencias funestas para la ciudadanía, que estará expuesta a todo tipo de alarmas e inseguridades..
A partir de ahora la pelota está en el tejado del PP y PSOE. El PSOE más lastimado por el resultado ya ha dado su primer paso en la misma noche electoral al reconocer su fracaso y , después de la dimisión controlada de Alfredo Pérez Rubalcaba, preparar la elección de un nuevo secretario general en el mes de julio. Durante toda esta semana ya se habla de posibles candidatos e incluso uno de los nombres que suena con más insistencia es el de Susana Díaz, Presidenta de Andalucía, que a pesar de su corta experiencia política como Presidenta de la Junta de Andalucía, desde setiembre de 2014, los analistas políticas, quizás con excesiva magnanimidad y poco rigor, la consideran la nueva Juana de Arco de la política española, a pesar de abanderar una autonomía donde el paro y la corrupción tiene niveles preocupantes. El PP, silencioso, mira con preocupación lo que ocurre a su adversario y a lo más que llega es a algunas declaraciones muy variadas, donde una Dolores de Cospedal que dice sentirse “satisfecha”, a un Arías Cañete que a pesar de la victoria reconoce que las urnas han dado “un serio aviso”, o un flamante Presidente del PP andaluz que dice “haber cumplido su objetivo”, a pesar que el PSOE le aventajó en 10 puntos.
Después de este correctivo, el pueblo juicioso, responsable, espera una reacción, un cambio de actitud por los partidos clásicos y ésta debe empezar por reconocer los errores y diseñar aquellas estrategias que generen un auténtico bienestar y progreso real para todos. El pueblo pide compañía, aliento, apoyo, en resumen alguien en quien confiar, alguien que de verdad se preocupe por ellos. El pueblo reclama que lleguen al poder hombres que tengan conciencia y que se comprometan en pro de sus semejantes, en resumen quiere una democracia real, no orgánica. Se dice que en estas elecciones ha triunfado el espíritu del 15 de mayo de 2.011 y de todos es sabido que una de las reivindicaciones de aquel colectivo era una nueva ley electoral con listas abiertas, que devolvería el protagonismo político a los ciudadanos y les hiciera sentirse más responsables de la cosa pública e indirectamente vitalizaría el Parlamento español. Aún estamos a tiempo de evitar que la sociedad vaya por un camino y la política por otro. En resumen, el pasado 25 de mayo los ciudadanos penalizaron la partidocracia y demandaron que el sentido común sea la herramienta básica del acontecer político.