La derecha no pudo salvar al diputado de izquierdas

Me impresionó ver al hasta ahora diputado de Izquierda Unida Angel González, portavoz de su grupo, despedirse de la Junta General del Principado en tres minutos y abandonar con la cabeza bien alta, eso sí, el hemiclo. La derecha, esto es, Partido Popular y Foro Asturias, no pudieron salvar su escaño con su abstención mientras la izquierda, IU, PSOE más el ambiguo representante de UPyD, apuntillaron al diputado con sus votos. Angel González, como es sabido, ha sido condenado a siete años de inhabilitación para cargo público por prevaricación administrativa cuando era viceconsejero de Bienestar Social en el último gobierno de Vicente Alvarez Areces al haber adjudicado sin cumplir la ley administrativa 80 monolitos en recuerdo de la víctimas del franquismo.

 

Para la derecha asturiana representada en el parlamento asturiano su abstención hoy la justifica con que es una sentencia en primera instancia y el afectado ha recurrido por lo que puede darse el caso de que dentro de unos meses, a lo mejor, Angel González es declarado inocente. ¿Quien restituirá entonces su honor y sus derechos?. Pero la izquierda a través del socialista Fernando Lastra, duro y tajante en su intervención en favor de que Angel González se fuera, opina que el reglamento de la cámara es claro y no había otra salida al problema. Con buen criterio, en mi opinión, Izquierda Unida no quiso hacer uso de su tiempo para no echar más leña al fuego. En sus tres minutos Angel González habló con serenidad aunque la procesión iba por dentro. Reiteró su inocencia haciendo énfasis en que “mi honradez no tiene precio“. El ya ex diputado se reincorpora de manera inmediato a su puesto profesional como maestro en un colegio por lo que no fue, por tanto, su posición una actitud de no querer bajarse de la piragua como les ocurre a otros muchos políticos sino que, interpreto, su pataleta por no dejar su escaño se debió al convencimiento de su inocencia y a lo injusto de la sentencia del Tribunal Superior de Asturias en su opinión. Ahora ocupará el escaño el ex concejal del ayuntamiento de Mieres Luis Alvarez Payo, un ferroviario de inamovibles convicciones comunistas que durante su etapa como concejal en la oposición en la villa de Teodoro Cuesta hizo una buena labor.

 

Finalizo ya el capítulo de la marcha de Angel González es de esperar que nuestro parlamento no vuelva a pasar por una situación como esta. Es la primera vez en la historia contemporánea de nuestra autonomía que ocurre que el parlamento retire el acta a uno de sus diputados. En las afueras del edificio un grupo de militantes y simpatizantes de Angel González le aplaudieron a modo de apoyo pero así es la vida, como la mujer del César no solo hay que ser honesto sino además parecerlo.

 

Estos días uno de los ejecutivos de máxima confianza de Emilio Botín, presidente del Banco Santander, está teniendo encuentros directos con importantes empresarios asturianos, preocupado sin duda el banquero por el auge que en el sector empresarial está teniendo el Banco Sabadell a través de su marca comercial Banco Herrero como consecuencia del vacío que cada vez provoca más el distante Liberbank con su accionista de referencia, Cajastur, convertida en fundación, ¡manda huevos!. Ese ejecutivo que anda pulsando a la clase empresarial asturiana es ni más ni menos que Matías Rodríguez Inciarte, presidente de la Fundación Príncipe de Asturias. Lo cierto es que la clase empresarial asturiana no está tampoco en sus mejores momentos con una patronal, FADE,  iniciando una nueva etapa con Pedro Luis Fernández al frente al que personalmente veo algo dubitativo en sus primeros meses de mandato. En septiembre habrá renovación también en la patronal del metal, FEMETAL, cuya presidencia deja el abogado de Asturiana de Zinc César Figaredo quien en mi opinión supo llevar con buen talante a la patronal de tan complicado sector.

 

Y no quiero terminar estas líneas sin manifestar nuestra satisfacción por la rápida actuación del concejal ovetense Benjamín Rodríguez Cabañas al que no hace muchos días le hice llegar la queja de que en nuestra calle, la de Félix Aramburu, había volado uno de los arbolitos. Hoy pude comprobar como los correspondientes servicios técnicos del ayuntamiento lo estaban reponiendo. Ello unido a esa buena noticia de que, por fin, la grúa municipal a partir del lunes no va a “secuestrar” sin razones suficientes los coches de los ciudadanos me eleva la moral como ciudadano de Vetusta. Me gusta que el alcalde Agustín Iglesias Caunedo tenga cintura, por lo menos política, para rectificar semejantes situaciones. Y no se preocupen, el tráfico no será de por sí más complicado de lo que ya era.



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