Votaciones

Esta mañana cumpliendo lo que considero mi deber ciudadana he ido a votar. En la mesa de control de urnas había más gente que votando. Ellos eran cuatro y mi mujer y yo sumamos sólo dos. Prueba de que los españoles se preocupan poco por estas cuestiones me la dio uno de los controladores preguntándome:

        —¿Es usted extranjero?

        —Soy español. ¿Es que votan más los extranjeros que los españoles?

        Obtuve una respuesta indirecta, que entendí perfectamente:

        —Usted es el primer español que ha venido esta mañana.

        Sentí tristeza. Me fui con la impresión de que, dentro o fuera de LA Unión Europea, los españoles continuamos siendo unos pasotas individualistas que no nos casamos con nadie, ni siquiera cuando el casorio podría favorecernos.

        Sigo triste y, presumo, que esta noche cuando se sepan los resultados de las votaciones me voy a entristecer todavía más. En fin, como tenemos que decir los resignados:

        —Qué le vamos a hacer…



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