El Atlético de Madrid ha perdido la "Liga de Campeones" en el último minuto contra un equipo con un presupuesto infinítamente superior. Los de Simeone, incansables y solidarios durante toda la temporada, al final no pudieron con el equipo del régimen.
El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, uno de los grandes empresarios españoles que se hizo así mismo con la connivencia de los otros mismos que también se hicieron, tuvo, en uno de los palcos de autoridades del campo lisboeta en donde se jugó la final, un aliado de excepción. José María Aznar, esposo de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y -como recientemente le calificó Miguel Arias Cañete, cabeza de lista del Partido Popular en las elecciones de hoy al Parlamento Europeo- uno de los conferenciantes geoestrategicos más demandados en el mundo neo liberal, se fundía en un entrañable abrazo con Florentino Pérez cada vez que el equipo blanco marcaba un gol.
TVE, la televisión que antes era de todos, realistas y atléticos, y que ahora es de unos pocos, plasmó las imágenes del efusivo abrazo del primer gol. Después, alguien de la realización pensaría lo políticamente incorrecto que tenía el asunto y, en los sucesivos goles, cortaban las tomas cuando el presidente Florentino se salía del asiento para acudir a los brazos del geoestratega.
En España siempre se dijo que el control de la pelota abría un mundo de posibilidades. Quien lo decía seguro que estaba cargado de razones.