Los maestros del país, también a la calle

Este nuevo paro, que en teoría comienza este miércoles (hoy martes se reunirán de nuevo los maestros y el gobierno para buscar salidas a las demandas de los profesores), agravaría aún más la actual situación social que se comienza a vivir en las regiones, epicentro del paro agrario y que han padecido de un desabastecimiento de alimentos.


Si bien el paro es justo, en la medida en que los maestros son un gremio mal remunerado y en parte mal preparado, y que como muchos colombianos, debe padecer la precaria atención en salud que brinda el actual sistema, en el cual el negocio impera por encima de la vida humana, queda un mal sabor de boca el que se haga un paro, a 14 días de las elecciones presidenciales, ya que algunos analistas señalan como una motivación netamente política, el espíritu de esta nueva parálisis laboral de los docentes.


No obstante, más allá del paro de los más de 700 mil maestros y que afectará a más de 8 millones de niños y jóvenes que se quedarán sin clases, hay que analizar el actual estado de la educación en el país.

Una educación forjada sobre la base de la recolección y mecanización de datos y de información histórica, y no en el análisis y la alimentación intelectual de los temas.


Ya lo han dicho varios estudios de organismos internacionales, en los cuales la educación colombiana se ha rajado y ha ostentado los tristes últimos puestos en el ámbito regional o latinoamericano, en incluso, mundial.


Por tanto, el que los maestros se vayan a paro, es sólo un síntoma de lo enferma que está educación colombiana y de la urgencia de un fuerte ‘timonazo’ estructural del sistema educativo, porque los colombianos que estamos formando, no alcanzan ni a los tobillos a los demás ciudadanos de otros países, algo que los deja en clara desventaja, en un mundo cada vez más competitivo.



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