¿Quién paga la tasa de la opinión?

Ya hace meses, cuando en Asturias se habló de implantar una tasa a los depósitos y a las transacciones bancarias, al director territorial de un banco con domicilio fiscal en Cataluña le faltó tiempo para salir en la prensa para decir que si la citada tasa llegaba a aplicarse la acabarían pagando los clientes de la entidad. Esas declaraciones, aún siendo una obviedad, no fueron menos una manera grosera de repercutir descaradamente lo que serían unos resultados financieros extraordinarios al cliente de base y no a los accionistas o al consejo de administración.
El lunes en un medio de comunicación provincial, uno de los baluartes de la opinión objetiva, claro defensor del "casquismo" y sus circunstancias, aprovechaba la tasa a los bancos, en un claro posicionamiento de defensa de los mismos (hay que recordar que los tipos impositivos de la banca española en el impuesto de sociedades no suelen superar el 10%)  para arremeter contra la izquierda diabólica, bolchevique, peligrosa, revolucionaria y dinamitera de toda la vida, y se preguntaba: "¿Quién va a financiar los 30 millones que pagarán los bancos a la Hacienda asturiana?". Y finalizaba su objetivo análisis concluyendo: "cada vez que la izquierda habla de ricos aumenta la factura que pagan los pobres".
Como dije anteriormente, es obvio que los asturianos, los que necesitan de una entidad bancaria, acabarán viendo repercutidos indirectamente en los intereses de sus cuentas o en los intereses de sus préstamos, y directamente vía comisiones, las tasas que, la Hacienda provincial o nacional, imponga a los bancos; es más, incluso, hasta van a pagar los préstamos fallidos. cifrados en cientos de millones, que se concedieron a familiares y amigos de ciertos directivos (por supuesto que eso no conviene airearlo por si se resienten los ya precarios ingresos por publicidad).
Es preocupante que la opinión conservadora, tanto la provincial como la nacional (en el diario "El Mundo" ayer había un comentario en la misma dirección), ante el dilema de tocar el bolsillo de los bancos o el de los ciudadanos siempre optan por el bolsillo de los ciudadanos, aprovechando a la vez para arremeter contra una supuesta izquierda que impulsa el ataque al solidario sector financiero.
¿No será que ese poderoso sector es el que está imponiendo una tasa a la opinión de algunos medios y que alguno de sus opinadores -los más objetivos, claro- la acatan a conciencia?



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