A mediodía, en el coqueto auditorio de Pola de Siero la Asociación Profesional de Vigilantes y Similares de minas de carbón de Asturias que preside Emilio Alvarez Otero celebrará su asamblea general previa a los actos que el próximo día 15 de junio se celebrarán para conmemorar el 100 aniversario de la misma. En el curso de la asamblea general se presentará el libro conmemorativo que ha escrito Mercedes Mateos con prólogo de un servidor y es que desde hace muchos años siempre tuve una excelente relación y apoyé a este colectivo profesional, vital en el devenir de la minería de Asturias.
El vigilante de minas, mando ascendido entre los trabajadores más cualificados por acuerdo entre los sindicatos representativos y la empresa, es una pieza clave en el funcionamiento de una explotación minera. Cuando el sector en Asturias llegó a tener cincuenta mil trabajadores directos tenían un gran peso y a él pertenecieron mineros míticos de la historia contemporánea del carbón asturiano como Gerardo Rodríguez Silvosa, Víctor González, Fernando Monje, Urbano y el sindicalista en tiempos de la dictadura Noel Zapico a quien los vigilantes de minas deben el actual estatuto que tienen en la empresa HUNOSA, promotor del Instituto de Silicosis y conseguidor para el Montepío de la Minería -tiene su medalla de oro- del balneario de Ledesma, entre otros logros.
En estos momentos la minería asturiana va camino de ser historia y muchos de nuestros actuales políticos la utilizan como arma arrojadiza sin ponerse colorados y es que todos los partidos, desde UCD hasta el PSOE pasando por el PP, han contribuido a su entierro a cambio de comprar, en el buen sentido de la palabra, el estatus personal de los trabajadores pre jubilándoles en excelentes condiciones pero no evitando ni la pérdida de puestos de trabajo ni el mantenimiento de los pozos. La mala rentabilidad de nuestros yacimientos -en circunstancias similares no serían explotados en ningún otro lugar del mundo- y un mundo con cuantiosas reservas de carbón a cielo abierto o en capas de potencia espectacular hace que sea muy difícil que las minas de nuestras comarcas centrales -HUNOSA aún tiene abiertos seis pozos- tengan futuro. Lo demás es menear la perdiz.
A modo de recordatorio he de decir que los primeros movimientos asociativos de los vigilantes de minas de Asturias surgieron en torno a 1910 ligados al Sindicato de Obreros Mineros de Asturias, y especialmente a la figura de Manuel Llaneza. Parece ser que no fue hasta 1914 cuando comienza a funcionar de una manera estable la entonces denominada Unión de Vigilantes de Minas y Similares de Asturias según se recoge en un artículo del diario “El Noroeste” el 23 de julio de 1926 firmado por José García por aquel entonces secretario general de la Unión de Vigilantes. En la etapa moderna que es la que conocí como periodista laboral los presidentes de la Asociación fueron: JDimás Menéndez, Florentino Vázquez, Gerardo Rodríguez Silvosa, Víctor González, Angel Orviz, Daniel Alberto Fernández García, Florentino Montes García, Víctor Manuel Suárez García, Vicente Presa Arboleya, Fernando García Noval, José Manuel Quiñones San José hasta el actual Emilio Alvarez Otero. Supongo que en la asamblea a celebrar mañana se dará un repaso a las negociaciones con la empresa HUNOSA respecto al nuevo plan de empresa hasta el 2018 ya que en el capítulo referido al convenio colectivo -insiste la SEPI en que los 1.700 trabajadores de la misma acepten un recorte salarial del 10 por ciento- las posiciones están muy alejadas. En todo caso es posible que la actual presidenta de la compañía Teresa Mallada acuda como invitada al acto que mañana tendrá lugar en la Pola que los vigilantes de minas siempre han sido unos caballeros.