El cruasán

 

Muchos ciudadanos están gozando del merecido descanso en el puente del 1 de mayo y seguramente aprovecharán para desayunar opíparamente sin el agobio de los horarios laborales.

Entre las opciones de la ingesta matinal, seguro que ocupa un lugar prevalente el cruasán, pero ¿sabemos cuáles son los ingredientes de la masa y el origen de su curiosa forma de media luna? Vamos a descubrirlo.

El cruasán (croissant, en su grafía francesa original) es quizá la pieza de bollería más universal. No hay confitería, panadería, cafetería, hotel o pensión que no la incluya entre su oferta culinaria.

Pocos saben, sin embargo, que en francés croissant significa cuarto creciente lunar y no precisamente por el hecho químico de que la masa crezca al fermentar, sino debido a la forma del bollo.

El croissant tiene origen austriaco y está hecho con masa de hojaldre, levadura y mantequilla o margarina.

           

El por qué de su forma de medialuna curva hay que buscarlo en la leyenda.

           

Según la más divulgada, el croissant nace como producto de una de los actos festivos conmemorativos de la salvación de Viena del sitio otomano a finales del siglo XVII.

           

En efecto, en el año 1683, los soldados otomanos al mando del gran visir Kara Mustafá sitiaron Viena.

           

Ante varios intentos fallidos, decidieron como estrategia socavar el terreno y evitar así las altas murallas que protegían la ciudad. A tal empresa dedicaban la noche para intentar sorprender así a sus habitantes. Fueron los panaderos los que por su horarios nocturno percibieron la amenaza por los ruidos producidos los que dieron la alarma y propiciaron invertir la estrategia, de tal manera que fueron los defensores los que atacaron por sorpresa a las tropas otomanas.

           

El Emperador Leopoldo I en reconocimiento y agradecimiento de los servicios prestados, decidió condecorar al gremio de panaderos.

           

Estos, en reciprocidad, decidieron elaborar dos panes: uno con el nombre de “emperador” y otro con el nombre de halbmond (en alemán “media luna”) que constituye el antecedente del actual croissant. Su forma de media luna trataba de ridiculizar la media luna de la bandera otomana.

           

Existen otras leyendas, pero esta es la más emotiva.

           

Lo cierto es que el croissant se introduce en Francia y es en este país donde alcanza un tremendo éxito hasta el punto de que es el elemento más típico del desayuno francés.

           

En la actualidad, aún conservando su composición original, el croissant, merced a la siempre creativa actividad de los confiteros, se presenta en numerosas variedades a cuál más apetitosa: de chocolate, de crema, de jamón y queso, de francfort, de sobrasada, de almendra o de dulce de leche.

           

Bon apetit.



Dejar un comentario

captcha