A veces me enfado con el tiempo, unas veces por su lluvia y otras por el sol. Cuando -hoy- día lo que prima es tener un trabajo estable. Ahora, que esto escribo, me envuelve una música de Ana Torroja, tengo un techo, una cama, éste portátil dónde puedo escribir. Hace unos años, la verdad, a estas horas no estaría en casa. Lo que trae los años, además de las canas. Pero debo ser solidario con los que no nada tienen a partir de mitad de mes y tantos otros que les dura la agonía los treinta días. Cuando estoy como una isla, sin nadie alrededor, me hago la misma pregunta: de qué me quejo?
Soy un gran afortunado, mi familia es mi prolongada sombra, esta a mi lado en cada minuto de mi vida. Mis amigos, son como la ropa que me pongo cada día, y los que comparten, mis quehaceres cotidianos; clientes, proveedores, bancos, que me tienen ocupado toda la jornada y como no a mis compañeros de "currro", que están no solo para hacer viable la empresa, y por consiguiente asegurar un futuro que cada día nos lo pintan mas gris, sino que de vez en cuando al mediodía, compartir unas cañas y el menú del día, el que vale 8 euros, por supuesto.
Mañana, al salir del portal, miraré al cielo y lanzare una sonrisa sincera, por tener un camino, un destino...mi oficina.
"La inmensa mayoría" y no me refiero al poema de Blas Otero, irán con la esperanza sobre sus hombros hasta el INEM, volverán como se fueron, ligeros de ilusiones, para todos de corazón, mi solidaridad sin fisuras. Físicamente será imposible pero en espíritu siempre estaré a vuestro lado.
Que mañana, sea el primer día que figure en vuestro nuevo empleo. Y así, la "cola" cada vez será mas "colita".