Que a Gustavo Petro los destituyeron, que el presidente Santos nombró alcalde temporal, que eligió de nuevo a una alcaldesa encargada, que un juez restituyó al antiguo alcalde…toda una montaña rusa de situaciones, cada una más increíble y paradójica que la otra, que deja ver con diáfana claridad la incontinencia jurídica que padece la justicia y de cómo, por quedarse en el poder, se hace hasta lo impensable.
Sin embargo, más allá de las contradicciones judiciales, del pulso político e ideológico evidente entre petristas y contradictores, esta novela ‘político-jurídica’ de Petro deja dos contundentes damnificados: la capital y sus ciudadanos.
Y es que esta inestabilidad administrativa ha contribuido a que no avance la ciudad, a que no prosperen los programas gubernamentales, a que se atrasen los objetivos fijados.
Son muchos, ya lo he dicho, los proyectos, programas y obras que han quedado inconclusos o no se han comenzado a desarrollar, por cuenta de este toma y dame, derivado de una decisión disciplinaria, por parte de la Procuraduría, (y con esto no quiero decir que el Ministerio Público sea el responsable), pero fue la respuesta petrista, de buscar pegarse como sea a la mieles del poder, lo que ha desencadenado este maremágnum de ‘rounds’, sin que a la fecha se concluya con un final, sea feliz o no.
Sin embargo, hay que decirlo, el que Petro regrese a la Alcaldía no es garantía de que la ciudad retome su camino. Pues para nadie es un secreto que el burgomaestre se quedó rezagado en el cumplimiento de sus promesas de campaña, sin contar por supuesto con su plan político de ver a Bogotá como su trampolín para llegar a la Presidencia de la República.
Por eso, la ciudad se encuentra actualmente entre la espada y la pared, y sin saber si definitivamente Petro se queda o se va, ya que se está a la espera de un nuevo escenario jurídico, el de la Corte Suprema de Justicia, que podría dejar de nuevo por fuera de la Alcaldía, al señor Petro.
Pero, hay que preguntarse entonces qué es lo que más le conviene a la ciudad: ¿que retorne Petro?, ¿que se vaya?, ¿que haya una alcaldesa encargada, mientras se surten unas elecciones atípicas?, ¿que reviva, como lo han hecho, la revocatoria de su mandato? Por tanto, no se pierdan el próximo capítulo de esta novela bogotana, que está mejor que Doctor Mata.