No hubo nadie del PSOE que a lo mejor estaban todos aplaudiendo a Elena Valenciano, primero en Candás y luego en Mieres, nadie tampoco de Foro, pero si del Partido Popular, el concejal Gerardo Antuña, y por supuesto importante presencia de Izquierda Unida con el coordinador Manuel González Orvíz a la cabeza, el ex alcalde de Grado José Sierra y los concejales de Oviedo Roberto Sánchez Ramos “Rivi” y Emilio Huerta “Triqui”. Me refiero a la presentación que hubo esta tarde en Trascorrales del libro”El rojo color de la memoria” que el maestro de periodistas y cronista oficial de Ribadesella Lorenzo Cordero presentó en sociedad, libro con prólogo del profesor Francicso Erice y portada de Celsa Díaz, editado por TREA y apadrinado por Plácido Arango.
Hacía tiempo que no veía a mi compañero de fatigas de muchos años en La Voz de Asturias y en Asturias Semanal y encontré muy bien a tan magnífica pluma -es el primer libro que publica- arropado por amigos y compañeros, algunos, como el que esto escribe, ya también viejos roqueros aunque sí es cierto que eché en falta caras y apellidos. Además de lo de la Valenciano quizás también influyó el partido de la Champions. Fue un acto sencillo y emotivo en tan buen escenario para presentar el citado libro que es, como el mismo autor explicó, un compendio de artículos publicados allá por los 90 en La Voz de Asturias y en los que relata con la maestría que le caracteriza vivencias personales y profesionales de las que todo se resumen en una palabra: Coherencia.
De Ribadesella no faltaron el presidente de Amigos del concejo, el magistrado Alejandro Criado y el hijo predilecto del mismo Emilio Serrano. Pronto harán una presentación en la villa marinera y hemos acordado hablar con la alcaldesa Charo Fernández para que ese día Lorenzo Cordero en uno de los jardines de la villa plante un árbol que es lo que decía Rabindranath Tagore tenía que realizar un hombre en vida: Hijos, escribir un libro y plantar un árbol. A Cordero solo le queda esta última condición y pronto la cumplirá. Eso sí, que no sea un eucalipto, por favor.
El acto me dio ocasión de saludar al ex concejal Javier Vidal, al que inmortalizo en foto junto al autor, al presidente de la Federación Asturiana de Comercio Severino Alvarez Zaragoza, al gran fotógrafo José Manuel Nebot, buen amigo de Cordero, a quien los años, muchos, le han colocado en una silla de ruedas y al que siempre admiré no solo como artista de la fotografía sino como persona. Desde hace años encima de la televisión en el salón de mi casa tengo un gran retrato que Nebot me hizo y que junto a los retratos de otros 40 personajes de Vetusta expuso en el centro comercial Salesas. Todos los días me veo y como el de Dorian Grey, pero al revés, en el retrato parezco rejuvenecer pero en persona no. El perejil de todos los guisos asturianos, Manuel García Linares -nos hemos citado amigablemente el sábado en Cudillero para lo de L´Amuravela de oro, no de Navelgas precisamente- compartió fila con los periodistas Evaristo Arce y César Alvarez. También estuvo Isabel, la hija del que fue durante años director de la Voz de Asturias, José Díaz Jácome, uno de mis maestros y en primera fila, inquieto por cómo van las cosas en este Oviedo de nuestros amores el cantautor escritor Avelino López. Seguro que en Mieres Elena Valenciano preguntó por él pero aún no ha logrado el don de la ubicuidad aunque lleva camino de ello.
Lorenzo Cordero ha ejercido el periodismo en muchos medios. No solo en nuestra añorada Voz de Asturias o en Asturias Semanal. Fue charlista de actualidad en Radio Asturias y solo le faltó asomarse en nuestros hogares a través de la “caja tonta” pero, claro, la televisión de siempre ha estado controlada por los poderes fácticos y a estos Lorenzo Cordero siempre los criticó a fondo con honestidad y dedicación. Sus muchos artículos, como estos recogidos en “El rojo color de la memoria”, son un buen ejemplo de ello.