Una vil estrategia de guerra

Para nadie es un secreto que las Farc usan su accionar terrorista como capital de guerra. Pero ha impactado al país esta nueva andanada terrorista de asesinar y atacar a la fuerza Pública, en especial a la Policía.

 

Y es que no es un hecho menor el que se hayan reportado 14 policías muertos por cuenta del grupo armado ilegal, en los últimos días, en tres departamentos: Caquetá, Nariño y Cauca, epicentro del conflicto armado que vive el país.

 

Sin embargo, su actitud cínica de pedir o mejor, exigir cero días de cárcel para sus miembros, en caso de que termine con final feliz el proceso de paz con el gobierno, mientras matan policías, soldados y a la población civil, ya colmó, hace mucho tiempo, la paciencia de los colombianos.

 

Y si bien, la estrategia de las Farc siempre ha sido, desde su fundación en 1964, todas las formas de lucha, esta última de presionar un cese bilateral del fuego, como lo pidió recientemente uno de sus voceros, alias Andrés París, de seguro se meterá en saco roto para el gobierno, que ha sido claro desde el principio en que se dialogue en medio del conflicto, y solo cuando haya luz verde a una finalización de la guerra, se cesarán las acciones contra las filas subversivas.

 

Por eso, es mucho más repudiable el que se pretenda hacer que se suspendan las operaciones de la Fuerza Pública, con la sangre de nuestros policías y soldados, máxime cuando ellos, y la población civil, son la carne de cañón diaria de este conflicto irregular, que esperamos acabe muy pronto.

 

Otra de las armas viles de las Farc para mostrar fuerza y presencia territorial, es el ataque contra la infraestructura energética y petrolera, que ya da cuenta de una veintena de acciones terroristas contra el oleoducto Caño Limón Coveñas, en lo corrido del año, 11 de ellas en Norte de Santander.

 

Sin embargo, el daño no solo se hace a la economía de las petroleras, sino también al medio ambiente y a la subsistencia de las comunidades que habitan en estos sitios, con la contaminación de afluentes.

 

Por tanto, es menester de la Fuerza Pública apretar clavijas en la lucha contra el accionar terrorista de las Farc, mientras sus voceros toman ron cubano en La Habana. Ese en un sapo que nos tendremos que tragar en aras de la paz, pero es claro que está cada vez más lejano el escenario de una anmistía para los miembros de este grupo armado ilegal, que por sus actuaciones violatorias del Derecho Internacional Humanitario, merecen un carcelazo, y bien largo



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