Gestionar la crisis

Desde hace décadas viene ocurriendo lo mismo, en cada ocasión que a un dirigente del Partido Popular o al propio Partido les surge un conflicto o un problema -leve o grave- su gestión ha sido repetidamente pésima. Cabe la posibilidad de que los genes del Partido Popular, los mismos que transmite a sus dirigentes, contienen ciertos cromosomas que impiden asumir sin más una realidad y un "mea culpa" responsable y clarificador.
Ocurrió con José María Aznar y las mentirosas justificaciones para intervenir en la guerra de Irak. Ocurrió con José María Aznar y los intentos de adjudicar la autoría de los atentados del 11-M. Ocurrió con el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, actual embajador en Londres, con el desgraciado accidente del Yak-42. Ocurrió con Mariano Rajoy cuando estalló el cago Gürtel y reunió a todo su equipo para inventar y anunciar una conspiración contra el Partido que el preside. Ocurrió con ...
Y el jueves ocurrió con Esperanza Aguirre, quien después de sortear habilidosamente cercanos casos de corrupción y abandonar en el camino los cadáveres políticos de sus más allegados colaboradores, convirtió el asunto de una multa de trafico, que pudo resolver en un minuto, en otra conspiración promovida, esta vez, por Agentes de Movilidad, Policías Municipales, sindicatos y diversos medios de comunicación.
¡Vaya equipazo de gestores!  



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