Se van sabiendo más datos de la anómala desaparición -de la escena política y social española e incluso de los medios de comunicación- del aguerrido Director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa. Que, por cierto, junto al recordado Luis Roldán, va a pasar a la historia como todo un icono para el benemérito cuerpo por su cuerpo bizarro, su saber denunciar y la infalibilidad de su discurso.
Pues bien, volviendo a lo de la desaparición, ya los hay que dicen que es consecuencia directa de la famosa paella de la familia Tejero y sus compinches en el cuartel de Valdemoro. Y no precisamente por haberla detectado a tiempo y haberla impedido, sino porque, una vez transcendido a la opinión pública por la prensa, quería salir a la palestra para decir que la paella era inocua porque no contenía entre sus ingredientes sujetos peligrosos para la seguridad nacional, como lo pudieran ser las gambas o el pollo.
Arsenio Fernández de Mesa mintió descaradamente al ocultar que durante la desgracia de las playas del Tarajal se utilizaron 145 pelotas de goma y 5 botes de humo como ya ha sido confirmado por el secretario de Estado para la Seguridad, Francisco Martinez; si ahora fuese verdad que también quería desaparecer las gambas y el pollo de la paella de los Tejero, en un insólito ejercicio de defensa a ultranza del benemérito cuerpo de la Guardia Civil, sería más que conveniente que sea cesado fulminantemente y que el Partido Popular le busque una salida honrosa como pudiera ser la formar parte de la lista al Parlamento Europeo o como adjunto a la embajada española en Londres, en donde encajaría perfectamente con Federico Trillo.