En las próximas horas dará comienzo una nueva legislatura para la gobernanza del Principado,a cargo de un gabinete en minoría parlamentaria y tres partidos en la oposición.
Los hechos ya han sido narrados y la opinión pública asturiana, con mayor o menor precisión, ya sabe de que va esta nueva peripecia política que parece repetir lo acaecido en 1998. Lamentable, es la calificación más extendida sobre la situación y los políticos de la centro-derecha asturiana,que parecen portadores de destructivos genes de feroz cainismo que revierten negativamente en la sociedad.
A lo largo de los últimos meses se ha podido seguir el culebrón de encuentros y confrontaciones entre responsables del PP y el regeneracionismo de lo que acabó siendo un nuevo partido,FAC, como enemigo a batir.
Desde la sede central de Génova, la pugna fue inicialmente considerada como un incidente local y Rajoy, una vez más, aplicó su técnica de remitir “ad témporas”la resolución del conflicto. Le falló el olfato al no apreciar el cansancio y desesperanza que había en Asturias respecto a la ejecutiva del PP y que Alvarez Cascos, al margen de ambiciones personales, podía polarizar muy bien a amplios sectores de centro-derecha muy críticos con líderes que llevaban décadas cosechando fracasos.
El resultado de tantos errores,de tanto hacer política al margen del interés general, ha sido propiciar un gobierno cuasi marginal que difícilmente podrá afrontar el cambio
que exige la postración social y económica de Asturias.
Puestos a imputar responsabilidades, habría que comenzar por Rajoy por falta de autoridad cuando la situación lo requería, seguir con los dirigentes regionales del PP que se aferraron a sus puestos cuando sus horas ya estaban agotadas y añadir al propio Alvarez Cascos que no tuvo la suficiente cintura y algo de generosidad para incorporar
a su plan a los más conspicuos de sus antiguos compañeros.
Respecto al programa político,merece general aprobación las propuestas de “férreo”control del gasto público;”drástico”ajuste del tamaño del sector público;”transparencia y libertad” en sanidad y excelencia en educación; bajadas de impuestos; ayudas familiares y cumplimiento de la Ley deDependencia.Estos grandes propósitos junto a otros más discutibles, merecerían un apoyo mayoritario, pero la gobernabilidad en minoría y los talantes manifestados lo van a poner muy difícil.El PP debiera reconsiderar su postura, porque sus más de cien mil votantes lo son a una ideología y no fieles a Perez Espinosa y compañeros de escaño.
Una última reflexíón.Los avatares que han preocupado a los asturianos, han tenido escaso eco en los medios nacionales.Al hablar del nuevo gobierno,lo que han destacado es que potenciará la enseñanza del ingles y del chino mandarín.Un dolor.