No es que haya estrenado traje pero acudí al acto de juramento de Francisco Alvarez-Cascos como presidente del Principado ni que me hubiera esculpido el psicoesteta Ramiro Fernández que sí, el día anterior rejuveneció con su tijera mágica al periodista José Luis Balbín, muy a la panameña en su atuendo y viendo la ceremonia desde las alturas en el incómodo hall de nuestro parlamento regional. Me tropiezo con el empresario lavianés Moises Trelles que está pidiendo a un conserje “El Comercio· “¿Pero no eras de “La Nueva España”? le pregunto, y se me pone todo azorado.

Poco a poco van llegando los invitados -cuentan que han cursado 1.000 invitaciones pero no llegaríamos a 300 y es que del Partido Popular la ausencia de dirigentes y representantes fue casi total y del Partido Socialista también faltaron muchos, aunque menos-. Eche de menos, la verdad, ya me lo imaginaba, al alcalde de Oviedo Gabino de Lorenzo así como al ex presidente Sergio Marqués. Si estuvieron los demás, esto es, Pedro de Silva, Juan Luis Rodríguez Vigil, esta vez sin Blas Herrero, desaparecido en combate, y Antonio Trevín. Si ví en un discreto rincón a Jaime Reinares pero supongo que estaría por su condición de senador no de concejal de la corporación ovetense. Por supuesto Ovidio Sánchez, presidente del PP regional, y el diputado del mismo partido Isidro Fernández Rozada, ni fueron ni se les esperaba. Si lo hizo, al igual que los demás portavoces parlamentarios, Isabel Pérez-Espinosa con una mini falda que le quitaba unos cuantos años. No me gustó el atuendo de la ministra Rosa Aguilar -más delgada que un fideo-. En este tipo de actos no está bien visto acudir con pantalones. Un tanto inquieta por lo que pudiera decir en su intervención el nuevo presidente del Principado se encontró con un Francisco Alvarez-Cascos conciliador que como es más listo que el hambre le prometió a la ministra que a partir de ahora cada vez que acuda a Asturias un miembro del Gobierno de España cerrará el acto que presida y es que no se si acordarán ustedes pero a mi aún me suena la polémica habida hace años entre Vicente Alvarez Areces y Francisco Alvarez-Cascos por quien presidía y cerraba los actos en los que coincidían. Uno era entonces presidente del Principado y el otro vicepresidente del Gobierno de la nación. Que vueltas que da la vida.

Vi a Tini emocionado, no era para menos después de mandar durante 12 años. Y se va para casa imbatido no como Javier Fernández que ya busca refugio en Madrid como senador designado a propuesta de su partido por la Junta General del Principado. El acto fue presentado con voz en off sin gaita y tambor -el “Asturias, patria querida” sonó enlatado por los altavoces y en versión con instrumentos de cuerda-. Tampoco hubo vino español ni sidra de Asturias. Al final del acto el nuevo presidente dio la vuelta al ruedo saludando a unos y a otros aunque sin salir a hombros: “Gracias, Luis José” me dice cuando le estrecho la mano felicitándole. Estuve a punto de preguntarle lo de tantos estos días: ¿Que hay de lo mío? pero que me toque la bonoloto no está en su mano, que le toque a Asturias probablemente sí.

El discurso de Alvarez-Cascos estuvo bien construido, emotivo en su primera parte recordando a Jovellanos, y hasta el Marqués de Camposagrado, pasando por Riego, Argüelles, Florez Estrada, etc. para hacer hincapié en la figura de Melquiades Alvarez y su partido reformista al que parece querer resucitar en versión siglo XXI. Ofreció de nuevo la colaboración a todos y pidió un reforzamiento del sentimiento asturiano -sin citar jamás a Pelayo, curiosamente- Quiere ilusionarnos y que la voz de Asturias se oiga en Madrid, aludiendo sin duda alguna a la proximidad de las elecciones generales en las que Foro Asturias buca lograr 5 de los 8 diputados y poder así tener grupo parlamentario propio por primera vez en la historia en el Congreso de la nación. Alvarez-Cascos con el fuerte sentimiento asturianista que le ha guiado hasta el palacio de gobierno de Suárez de la Riva llegó en su discurso de hoy hasta calificar de país a esta Asturias de nuestros amores. Creo que el ex ministro de Fomento ha empezado a ejecutar su hoja de ruta que le ha llevado en principio a nombrar a un gobierno de becarios en política, con la excepción del periodista Florentino Alonso Piñón, que mañana ya se traslada de Madrid a Oviedo puesto que el lunes tomará posesión como consejero de Presidencia. Precisamente cuando estoy redactando estas líneas recibo una llamada suya desde Madrid para agradecerme el que siempre hable bien de él; cierto, de un colega nunca se debe hablar mal y de un amigo, menos. Bienvenido en el retorno. Y digo que es la excepción porque lleva muchos años ejerciendo política y entre políticos, casi siempre en torno a Francisco Alvarez-Cascos lo que no es fácil dado la capacidad de trabajo, e incluso el fuerte carácter, del nuevo jefe del Ejecutivo asturiano.

Pienso que con este gobierno de técnicos nuevos en política Francisco Alvarez-Cascos deberá de actuar en bastantes ocasiones como hombre orquesta. Me dan los nuevos consejeros cierto aire de provisionalidad porque, creo, para primeros de años Francisco Alvarez-Cascos habrá valorado no solo la colaboración de la oposición asturiana a su gobierno y a sus proyectos sino también la colaboración del gobierno de turno de España. Si el panorama no está claro, que no lo va a estar, a disolver la Junta General del Principado, como hizo en su momento Esperanza Aguirre en la comunidad madrileña, y a volver a presentarse. Puede que entonces consiga la mayoría absoluta que necesita para gobernar esta comunidad a su gusto, pero no es una hoja de ruta fácil de cumplir, no