Quién nos dará ahora, querida amiga, los buenos días que desde la atalaya de tu casa nos dejabas colgado en tu muro?
Fotos del momento de cada mañana o de cualquier hora del día. Desde aquí, en Oviedo gracias a ti, contemplaba la plaza de nuestro querido pueblo de Moreda de Aller. Sabía si había llovido, nevado o lucia el sol.
Las redes echan humo y te evocan con toda clase de afectos, muestras de cariño tan merecedoras, que seguro que estarás siguiendo allá donde estés y no solo de los 369 amigos que entre ellos me encontraba en tu página de Facebook sino de los que sabían de tus bondades,
Aún guardo el email recibido a raíz de un artículo que escribí pidiendo para tu padre el actor, José Suarez que se le rindiese un tributo, una estatua algo...en él, me dabas las gracias y sé que te hizo mucha ilusión, por personas cercanas a tu entorno.
Los que compartimos contigo gratos momentos de juventud, partidas de dados en la Teyka, y algún cantarín en la trastienda del viejo Casa Pachu, al igual que lo hace en estos momentos toda la gente que tuvo el placer de conocerte, te llevaremos siempre muy dentro y seguro que en la memoria hasta que volvamos a reencontrarnos.
Helada esta la noche, frío mi ánimo y la tristeza se adueña por completo de éste que escribe con la tinta que emana de su afligido corazón.
María Eugenia, que pena que se han borrado las letras de la fachada del cine que llevaba tu nombre, para que visualmente al pasar se te recordara. Bueno, querida amiga, ahora que solo tú me ves (no se lo digas a nadie por internet) mis ojos no me dejan seguir, me falta nitidez. Irás hasta que me vaya en mi corazón.