La petrolera Repsol, que fue privatizada totalmente en el año 1.997 (época de vacas gordas y en la que el Gobierno de José María Aznar hizo caja a costa del patrimonio industrial español), y que ahora tiene como accionistas de referencia a Temasek (compañía del Gobierno de Singapur), Pemex (petróleos de México), Sacyr y Caixabank, solicitó permiso y tiene la autorización del Estado para realizar prospecciones submarinas en dos lugares: entre Ibiza y Valencia, y en aguas muy próximas a la costa canaria.
En ambas localizaciones la contestación ciudadana a las prospecciones no ha tardado en saltar encabezadas por los dirigentes políticos tanto de Ibiza como de Canarias. Coincide, además, que con toda seguridad las citadas prospecciones afectarían de forma directa, por su impacto medioambiental y contaminante, a la principal actividad de las islas que es el turismo.
Es precisamente el Ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria,uno de los principales defensores -en contra de la opinión pública- que tiene Repsol (empresa multinacional y privada) para poder llevar a cabo esos trabajos. El ministroSoria, dice que España necesita hidro carburos, pero, como siempre, no cuantifica ni explica la repercusión directa que puede tener para las arcas del Estado el que la multinacional Repsol encuentre petróleo en nuestras costas, y, tampoco explica -porque no le interesa- el impacto negativo que supondría para un sector ya consolidado como lo es el turístico.
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ganó el pasado año 2.013 un 5% menos que el año anterior. Casi le desequilibran su presupuesto familiar. Según datos publicados recientemente su sueldo fue de 4,9 millones de euros (más de 815 millones de pesetas).
Con esas nóminas de miseria, la defensa a ultranza de los intereses de las multinacionales por parte de nuestros políticos, en contra del interés general de los ciudadanos que depositaron su confianza en ellos, es un asunto vital. No vaya a ser que cuando un ministro, como José Manuel Soria, quede en el paro haya un puesto vacante en un Consejo de Administración, por ejemplo de Repsol.