Asturias figura entre la regiones en las que se están firmando las hipotecas más caras de España. En datos referidos al pasado año el tipo de interés medio aplicado, en hipotecas de nueva constitución, es de un 4,12%. Esto quiere decir que el diferencial aplicado sobre el euríbor ronda un 3,57%. Hasta los registradores de la propiedad advierten del peligro que la firma de las hipotecas, con esos diferenciales abusivos y desproporcionados, pueden tener en un futuro próximo si el euríbor vuelve a los valores históricos de los años 2.000 y 2.008.
Los Bancos, con una morosidad al alza en los últimos años -acrecentada en los últimos meses al tener que realizar provisiones por vencimiento de las refinanciaciones que se realizaron sin garantías y con el único objetivo de enmascarar y dilatar operaciones crediticias que ya sabían fallidas-, tratan de recuperar sus resultados por tres vías: aplicando a los clientes unas comisiones y unos costes de intermediación de usura, obligando a la contratación o subrogación de productos que el cliente tiene cubiertos o que no necesita (seguros ¡gran negocio!) y, por último, aplicando en la escasa financiación que proporciona, unos diferenciales -como ya dije- desproporcionados y abusivos.
En épocas como las que estamos pasando, la existencia de una banca pública es un asunto ineludible. Nuestros gobernantes no pueden permanecer ajenos al expolio y al engaño que están sufriendo los ciudadanos por parte del sistema financiero con el único propósito de mantener los sueldos y las dietas aberrantes de sus consejos de administración.
