Tras el año nuevo la Universidad de Oviedo volvió a abrir los centros, cerrados a cal y canto durante las navidades para ahorrar, pero la situación ha llegado a tal punto que ayer, jueves, cuando los funcionarios se reintegraron a sus puestos de trabajo quedaron helados por la ausencia total de calefacción hasta el punto que hoy algunos se han puesto de baja. Por supuesto que ni el presidente Javier Fernández ni la consejera de Cultura Ana González pasan frío en sus despachos. La élite gobernante siempre ha gozado de ventajas pero, en serio, resulta increíble que a estas alturas de la película la principal institución docente de Asturias pase semejantes apuros.
Con los presupuestos prorrogados solo queda esperar un resquicio de cordura de nuestros 45 diputados para que no se enzarcen una vez más en discusiones absurdas y bizantinas y agilicen los proyectos de ley que el gobierno autonómico presente para poder hacer frente a pagos y así la Administración asturiana no se paralice especialmente en lo que se refiere a las prestaciones sociales. A todo esto comienza a gestarse en el seno social de la minería otros nubarrones negros que más que probablemente terminaran en conflicto y es que la negociación del nuevo plan de futuro de HUNOSA no va por buen camino. El gobierno de la nación, a través de la SEPI y del equipo de dirección de la compañía, quiere echar el pestillo cuanto antes a las pocas explotaciones mineras de carácter público que quedan en las comarcas centrales. Creo que son seis pozos a los que hay que sumar 14 economatos que HUNOSA pretende privatizar o cerrar en los próximos tres meses. Ya se que su función actual es discutible pero significan más de cien puestos de trabajo que me temo pasarán a mejor vida. Entretanto empresas externas están estudiando las posibilidades de volver a explotar carbón a cielo abierto, el único que, por lo visto, tiene cierta viabilidad cara al futuro. Es una buena apuesta si bien nunca tuvo buena prensa lo que siempre me extrañó puesto que restaurar los terrenos explotados no representa problema alguno como la propia HUNOSA ha demostrado a lo largo de su historia. No me cansaré en decir que lo que no tiene restauración no es el carbón, son los terrenos de las canteras de piedra, caso de Tudela Veguín o la parte trasera del monte Naranco, con las que las asociaciones ecologistas, de vecinos o grupos de izquierda nunca se meten. ¿Por qué será?. Los dirigentes de los sindicatos mineros andan estos días de procesión visitando a los alcaldes de las comarcas mineras para pedirles su apoyo. Teniendo en cuenta que todos son de izquierdas, con la excepción del de Siero, que es de Foro, no creo que ninguno ponga objeción alguna, pero en la práctica ¿Que va a significar?. ¿Una nueva marcha hasta la sede del Ministerio de Industria en Madrid?. Desgraciadamente tenemos muy pocas voces que defiendan Asturias en el Congreso y en el Senado. Lo vimos hace unas fechas cuando en la cámara alta se echó abajo una proposición para que el Gobierno no recurriese la sentencia que otorga a Asturias 213 millones de euros a los que tenemos derecho por los Fondos Mineros en su momento ignorados por el gobierno de Mariano Rajoy. Me da pena de los tres senadores por Asturias del partido gobernante: Mario Arias -que buen futuro político tendría este abogado, ex secretario general de la juventudes populares regionales, si no estuviera tan encorsetado por las órdenes de Génova-, Laura Sampedro e Isidro Fernández Rozada, el más votado en las últimas elecciones, ¡Manda huevos!. En lo que se refiere al Congreso como era de esperar solo han abierto la boca los representantes asturianos de los partidos no centralistas si por ello entendemos a Izquierda Unida y a Foro Asturias. Quien más se interesó por la problemática asturiana fue Gaspar Llamazares -a lo mejor encabeza en mayo la lista de su formación política al europarlamento- seguido de Enrique Alvarez Sostres, de Foro Asturias. De aquel líder que tuvo la derecha asturiana, Ovidio Sanchez, nunca más se supo. Eso sí, se limita a venir a Asturias cada vez que lo que hace un ministro para salir en la foto. Lamentable.