Dada la actual situación de crispación y emergencia política, social y económica ,cabe preguntarse si no ha llegado el momento de recurrir a los “servicios de concordia” de la Corona.
Cuando los tres poderes del Estado,ejecutivo,legislativo y judicial, obligados a cooperar,cada uno en su esfera, en el interés general, se cruzan, entrecruzan y traban, necesitan un poder neutral que los ponga en su sitio y más si se desbordan gravemente todos los cauces legales y peligra la propia subsistencia del Estado.
Este poder neutral en las monarquías parlamentarias corresponde al Jefe del Estado y en nuestra Constitución el artículo 56-1º atribuye al Rey:””arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones”.
A tal principio han recurrido los analistas políticos cuando, con bastante frecuencia, el enfrentamiento partidista se ha tensado o los planteamientos nacionalistas han sobrepasado los límites constitucionales.
No hay información disponible si las invocaciones a la intervención de ese poder han tenido lugar y en su caso cuales fueron los resultados. Con tantas reservas no es de extrañar que los españoles tengan un conocimiento confuso sobre el papel que desempeña el Rey.
El recordado Sabino Fernandez Campo, refiriéndose al poder moderador del Rey decía : “Un poder neutro no puede ser tan neutro que no se pronuncie nunca, o que nunca se sepa que se pronuncia, para moderar lo que se necesita ser moderado”. No se puede definir mejor. Existe consenso en apreciar que las funciones reales están expresadas en forma vaporosa, generalizada,y que poco, muy poco, están concretadas.
El Rey en su mensaje de Nochebuena ,siguió la línea habitual, conciliadora, muy en consonancia con el espíritu de la Transición, espíritu cada vez más diluido en los últimos años, pero incluyó un impulso reformista y la necesidad de cambios para mejorar la calidad de la democracia, el saneamiento moral, ejemplaridad y transparencia de las instituciones. Hay una oferta de “servicios de concordia” como los que excepcionalmente funcionaron aquel 23F,cuando contuvo el golpe de los generales, aunque sus decisiones no estaban refrendadas por el presidente del Gobierno, ni por ningún ministro, como manda la Constitución, y es más, fue el Rey el que nombró un gabinete civil de crisis.
El Rey ha reiterado su compromiso en el desempeño fiel del mandato y las competencias que le atribuye el orden constitucional , pero también pueden caber iniciativas como las desarrolladas hace 38 años durante el pase de la dictadura a la democracia, impulsando una segunda Transición. Ahora mismo más difícil que aquella, por que la confrontación secesionista ha sobrepasado todos los limites y hasta cortan la difusión del mensaje real.
Tampoco le puede ayudar en el empeño la blandenguería de Rajoy y su Gobierno, que limitan su acción correctora a señalar que prohibirán el referendum, pero sin pasar a poner en marcha todos los recursos políticos y legales del Estado para atacar la raíz del problema, y dando toda clase de información a la opinión pública.