Esta tarde acudí a “La venera”, el restaurante más diminuto y coqueto de la ciudad, que regenta mi colega Manuel Cimadevilla y su esposa Pilar, por cierto excelente cocinera, para inaugurar una serie de tertulias periodísticas teniendo en esta ocasión como protagonista a Eugenio Suárez, fundador y director de publicaciones tan prestigiosas como “El Caso” o “Sábado Gráfico”. Una vida con 93 años llena de aventuras editoriales. Tras haberse hecho millonario y arruinado en varias ocasiones Eugenio Suárez, en buena forma física para sus años pero en estupenda forma mental, vive solo en Salinas y espera con paciencia que le publiquen su último libro “Toser y contar” “que es lo que hacemos los viejos a estas edades”. Nacido en Daimiel sus padres eran asturianos y estuvo de corresponsal en los tiempos post guerra civil en Berlín y Hungria donde el régimen le pagaba en francos suizos, lo que hacía que en los cabarets cuando llegaba la orquesta interpretase el pasodoble Valencia creyendo que era nuestro himno nacional. Eugenio Suárez llegó a apuntarse a la División Azul pero, por fortuna, no llegó a ir al frente ruso.
Mientras Ana Cristina Tolivar y su esposo David Ruíz no pierden detalle de los vivos recuerdos de Eugenio Suárez éste nos relata como nació “El Caso”, semanario de sucesos del que durante una temporada fui corresponsal en Asturias hasta que me di cuenta que lo mío no eran los crímenes. Por aquellos años del franquismo Eugenio Suárez vivía de los artículos que la familia Pujol le publicaba en el diario Madrid. Cierto día, por aquello de la falta de personal, le enviaron a cubrir un crimen, el asesinato de Monchito, un cuasi retrasado joven que para casarse necesitaba 500 pesetas y terminó apuñalando a la esposa de su jefe, propietario de un taller de coches, por negarle el préstamo. Fue ejecutado a garrote vil. Eran otros tiempos, por supuesto.En aquella información conoció a un inspector de policía, Antonio Viqueiro, “serio y concienzudo, parecía Hércules Poirot”, haciendo amistad y pasando a realizar informaciones de crímenes y otros sucesos con lo que el periódico aumentó considerablemente la venta de ejemplares en la capital de España. Tras unos meses Eugenio Suárez se dio cuenta de que podía él convertirse en editor y de ahí nació, no sin ciertas dificultades financieras, el semanario “El Caso”, debiendo su nombre a la serie de novelas negras de Erle Stanley Gardner, llegando a vender en aquellos años del franquismo medio millón de ejemplares en una semana como consecuencia de las informaciones sobre el crimen de Jarabo. Creo que posteriormente solo superó esa tirada la revista Interviu en sus primeros años de vida.
Conversar dos horas con Eugenio Suárez, maestro de periodistas, a quien el paso del tiempo por fortuna no es capaz de arrinconar, me ha hecho reafirmar mi vocación periodística, por supuesto mucho más corta que la suya. Es historia viva del periodismo español y hasta no hace mucho sus comentarios semanales en el diario “El País” eran una delicia y no solo para los compañeros de profesión. Con la justa mala leche y una excelente memoria Eugenio Suárez cautiva con sus recuerdos. He prometido ir a visitarle a Salinas el próximo mes para continuar la charla. Creo que con periodistas como él los que hemos vivido de esta profesión estamos en deuda.