Una de las mayores amenazas que pueden acechar a una sociedad organizada es la de un político/a ocioso/a.
Si el político/a encierra un peligro en sí mismo/a, qué decir cuando está ayuno de trabajo y, además, quiere hacerse notar ante la inminencia de un período electoral.
Éste puede ser el caso de la Directora General de Tráfico. Quizá porque quiere emular a su antecesor, tan amigo de los medios, quizá porque quiere asomar su patita, quizá porque quiere dejar huella de su paso por la Dirección General, se ha inventado su particular cagadita en forma de examen de reciclaje profesional para todos aquellos que inexorablemente –¡ojalá tengamos que hacerlo muchas veces!- tenemos que renovar el carné de conducir.
La Directora General de Tráfico quiere examinar a los conductores pero, ¿quién la examinó a ella para ser Directora General?, ¿qué requisitos acreditó para ser nombrada para tal puesto?
Que se sepa, la Directora General de Tráfico es Licenciada en Medicina y Cirugía y fue nombrada en el año 2011 Directora General de Salud Pública de Castilla La Mancha, y de ahí pasó a su actual destino. Algo sabrá de salud pública, pero ¿de las competencias de tráfico sabía algo?
No creemos incurrir en ninguna temeridad si afirmamos rotundamente que no.
¿Por qué entonces examinar a los demás de lo que ella no sabe? ¿Por qué ese afán por examinar a los demás de lo que ella no se examinó? ¿Se someterá voluntariamente la Directora General de Tráfico a un examen de actualización profesional de medicina cuando se incorporé a su actividad profesional?
Si continúa teniendo ocurrencias como la que nos ocupa -ya desautorizada por el Ministerio- le sugerimos que recupere los manuales de la carrera y vaya ojeándolos. Le hará falta.
Éstas son las paradojas a que nos someten a diario muchos de los personajes que están en política, no para perseguir el bien común, el interés público, sino para alcanzar sus propias metas personales aún a costa de incurrir en contradicciones tan patentes como la que nos ocupa.
La Dirección General de Tráfico nos suele bombardear con buenos consejos para favorecer una conducción segura; permítasenos la reciprocidad con una muestra de agradecimiento: “Si el ocio te causa tedio, el trabajo es buen remedio”.