En dictadura todos sabemos quien fue el caudillo que al final murió en la cama un 20 N y lo dejó todo atado y bien atado aunque por fortuna su sucesor como jefe del Estado, el Rey Juan Carlos I, se encargó de deshacer el nudo, pero en democracia llamamos caudillismo a aquellas figuras que en los distintos congresos de sus partidos políticos u organizaciones empresariales salen elegidas una y otra vez con porcentajes cercanos al ciento por cien. Este fin de semana hemos tenido el ejemplo de la fundadora de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) Rosa Díez que acaba de resultar reelegida como líder de su partido con más del 90 por ciento de los votos; de paso ordenó a su único diputado en Asturias, el abogado gijonés Ignacio Prendes, rompiera el pacto con el PSOE en base a un tema que la opinión pública asturiana no tiene claro, o al menos no lo considera urgente, la reforma de la ley electoral.
Aunque cara a la galería nacional pueda haber quedado muy bien la política vasca me da en la nariz que UPyD esta decisión va a pagarlo cara en la primavera de 2015 cuando celebremos en Asturias, si no antes, nuevas elecciones autonómicas. Solo quizás un juego de cintura apoyando el proyecto de presupuestos regionales que el gobierno de Javier Fernández presente en la Junta General del Principado puede hacer que la imagen de su partido mejore en nuestra comunidad autónoma. Como Izquierda Unida también está en la onda de ir por libre rompiendo sus ataduras de sostenibilidad con el gobierno socialista de Asturias, creo que es el momento en que el Partido Popular y su número uno en la región, Mercedes Fernández, demuestre su categoría política y su auténtica actitud en defensa de los intereses de Asturias apoyando los presupuestos para el 2014. No digo que entregue un cheque en blanco a los socialistas pero sí que no se muestre inflexible y sí dialogante y conciliadora haciendo que la cuerda de las diferencias se afloje. Como nuestros politícos no son tontos pienso que por la cuenta que les tiene a ambos, PP y PSOE, se acerquen más de lo que estaban porque, de lo contrario, su influyente bipartidismo corre peligro en España.
Comenzaba escribiendo sobre el caudillismo democrático. En Asturias tuvimos algunos como el de José Angel Fernández Villa en la minería o el del Gabino de Lorenzo en Oviedo pero suelen ser casos excepcionales basados generalmente en su capacidad de trabajo, en su carisma y en su habilidad para utilizar los medios de comunicación para conectar a pleno voltaje con la sociedad. También podemos situar en ese paquete al presidente de la patronal Severino García Vigón pero ya saben en que situación se encuentra, a punto de ser empitonado por los tribunales. Caudillos democráticos fueron Adolfo Suárez, Felipe González, Nicolás Redondo, Julio Anguita, etc. En la época franquista quien mandaba en Asturias era el entonces presidente de la Diputación José López Muñiz. tanto fue así que un gobernador civil, cabezón como el que más, José Manuel Mateu de Ros, luchó a fondo hasta conseguir cargárselo. En la Asturias actual no podemos decir que tengamos políticos o sindicalistas en plan de arrasar. Por ejemplo, el nuevo secretario del SOMA José Manuel Alperi es la antítesis de José Angel Fernández Villa. Joven, discreto, universitario… Desde luego el presidente actual de Asturias Javier Fernández no se distingue precisamente por su protagonismo y electricidad para con las masas. Solo hay uno de nuestros actuales políticos a quien el traje del caudillismo le queda como el guante de terciopelo a Rita Hayworth, de cine. Sí, ese mismo en el que usted, estimado lector, piensa, el general secretario del Foro Asturias Francisco Alvarez-Cascos. Como Rosa Díez siempre sale reelegido por más del 90 por ciento de los votos en los congresos de su partido.