Pararrayos del malestar ciudadano

Debe ser incómodo para el heredero de la Corona española observar a ciudadanos protestando, no contra él sino contra la situación, en cada acto oficial al que va por esos pueblos de Dios. Oviedo no va a ser una excepción. La gente está cabreada, seguro que bien lo sabe Felipe de Borbón perfectamente informado por el ex director de  la Fundación Graciano García, y diversos colectivos protestarán en el centro de la ciudad, incluidos los trabajadores de Cajastur, coincidiendo con el acto en el Teatro Campoamor. Mientras el paro baja en España aquí sube y nuestros diputados tan tranquilos, que ya han resuelto lo de sus retribuciones. Además, el inefable ministro Cristóbal Montoro justifica la falta de dinero para inversión en infraestructuras en nuestra comunidad autónoma con el peregrino argumento de que Asturias ya recibe mucho dinero en concepto de pensiones. Como si estas fueran un regalo del Estado y no un ahorro del trabajador tras muchos años de deslomarse en ocasiones en situaciones nada fáciles. No se que ministro acompañará a los Príncipes de Asturias en su viaje oficial a Oviedo, supongo que no será el de Cultura Wert, convertido con su controvertida ley de Educación en el pararrayos gubernamental del malestar ciudadano. A ver si Teverga tiene suerte y el sábado no llueve para recibir la visita de los Príncipes. El año pasado cuando Bueño recogió el título de Pueblo ejemplar cayeron las cataratas del Niágara. En todo caso, quien estará el sábado a pie de colegiata hecho un pinchu será el cronista oficial del concejo Celso Peyroux, uno de los intelectuales más interesantes de nuestra comunidad y que además no se da un pijo de importancia.

El gobierno del Principado devuelve el centro cultural Niemeyer a la Fundación del mismo, una vez puesto en orden su funcionamiento. RECREA, el organismo oficial que lo ha venido gestionando estos dos últimos años, lo ha hecho bien y de manera discreta. Su director Alejandro Calvo, no les queda duda, es una de las personas más eficaces de la Administración asturiana. Ahora la Fundación deberá de elegir un director para el Niemeyer. Miren por donde ha quedado libre en Madrid el langreano Miguel Munarriz a quien el ayuntamiento le acaba de cesar como director del teatro municipal Fernan Gómez. Miguel Munarriz, aunque de culo inqueto, es un gran tipo, muy relacionado y con unas excelentes relaciones para el mundo de la cultura. Fue el primero, y único, embajador de Asturias en Madrid a través de la delegación del Principado. Persona a quien el ex presidente Vicente Alvarez Areces tiene gran afecto y consideración hizo, en mi opinión, una buena labor en el cargo. Venía del Grupo PRISA y luego estuvo en la Universidad de Nerja. Ahora, tras los cambios habidos en el organismo municipal que lleva los teatros, a cuyo frente han colocado a un tal Timothy Chapman, Miguel Munarriz ha sido cesado. Si no le repescamos rápido para el Principado seguro que pronto será fichado por algún organismo u organización en Madrid, el chico vale. Lo que si desconozco por el momento es si el anterior y controvertido gerente del Centro Cultural Niemeyer, Natalio Grueso, continúa también en la farándula municipal madrileña. En todo caso el próximo día 11, estoy seguro, no faltará a celebrar los Humanitarios de San Martín en Aller, su tierra.

¡Carajo!, ahora los mexicanos quieren una auditoria externa del Real Oviedo. Por algo Carlos Slim ha llegado a ser uno de los hombres más ricos del mundo. Aunque estén a más de 10.000 kilómetros no hay manera de darles gato por liebre. Está claro que su hombre en Asturias es desde hace unas fechas el presidente de GAM y ex director general del club Pedro Luis Fernández. Como el ejecutivo no quiere meterse en más jaleos, que ya tiene bastantes con la empresa de maquinaria para construcción que preside, si va a escoger en breve en nombre de los mexicanos un ciudadano para que entre a formar parte del consejo de administración. Entre tanto el presidente Sabino López, ya regresado de Lima pero sin ningún jugador en cartera, pone cara de poker y a verlas venir. Como buen político que fue, de bajarse de la piragua nada de nada.



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