Cientos, diría que miles, de ciudadanos degustaron hoy el menú del desarme no solo en Oviedo sino en la Asturias central e incluso en Madrid. Ya lo comocen: garbanzos con espinacas y bacalao, callos y arroz con leche. La fecha exacta para celebrar esta oficiosa fiesta local es el 19 de octubre, o sea, mañana, pero su popularidad ha subido tanto en los últimos años que el tradicional menú es servido a lo largo de varios días de la semana. El origen de esta tradición gastronómica nunca ha estado claro pero lo más documentado que he leído al respecto fue en La Nueva España el 22 de octubre de 2001, un magnífico artículo de Marina Motto, profesora de la Escuela de Hostelería del Principado de Asturias -la que todavía está en los bajos de La Granja y del Bombé, en el campo de San Francisco-.
Pero a donde quiero ir a parar es a otro desarme, el ideológico, algo que de un tiempo para acá sufre esta sociedad doliente, frustrada con los partidos políticos imperantes cuyos dirigentes a medida que nuestra democracia se hace más mayor parecen cada día más perdidos. A menos de 20 meses de una nuevas elecciones autonómicas y municipales mucho se está hablando del movimiento Ciudadanos de Cataluña que preside el joven Albert Rivera, un político de nuevo cuño que estudia extender su movimiento por todo el país, incluído Asturias donde ya ha iniciado los pertinentes contactos. Escucho por una emisora nacional declaraciones del diputado de IU por Asturias Gaspar Llamazares opinando que pese a todo no va a resultar nada fácil desbancar el bipartidismo, esto es, al PSOE y al PP, pero se va camino de ello que incluso en el Principado hay dirigentes profesionalizados, lejos aún de la edad de jubilación, a quienes no les llega ya la camisa al cuello. Las encuestas muestran inequívocamente cada mes que la tendencia de voto para UPyD e IU, además de otros partidos locales, caso de Foro en nuestra región, es al alza. Ya se que las cúpulas de los partidos no buscan profesionalidad o eficacia, sino dar de comer al clientelismo o colocar a amigos, pero el tiempo pasa y aunque el IBEX haya superado los 10.000 y Emilio Botín afirme que el dinero está llegando a espuertas a España nuestros principales problemas, comenzando por el paro, continúan sin resolverse. Así, otra empresa pública como es Tragsa, en Asturias gerenciada por el ex diputado popular Ramón García Cañal -en algún sitio había que colocarle-, se dispone a despedir a 5.000 empleados en toda España, de los que una parte están en Asturias. Será el mayor ajuste en el sector público desde Telefónica cuando esta compañía envió a más de 20.000 trabajadores a casa entre 1995 y 1999 preparando entonces su estructura de costes para la privatización. Tragsa, además de un ERE para 1.600 empleados, ha comunicado su intención de amortizar sus 3.700 puestos eventuales. Tragsa es una empresa pública de servicios e ingeniería medioambiental que en tiempos de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero realizó muchas obras en nuestra comunidad autónoma pero con el gobierno popular su actividad ha ido decayendo y ya ven con la que ahora se encuentran sus empleados.