Si alguien dudaba de que España no está saliendo de la crisis, supongo que viendo las caras sonrientes, el pasado jueves, tanto del presidente de la CEOE, Juan Rosell, como del presidente del Banco Santander, Emilio Botín, hayan llegado a la conclusión de que estaban sumidos en un claro equívoco.
Cuando a Juan Rosell le preguntaron los periodistas si era verdad que la gran patronal estaba pensando en proponer el despido gratis durante el primer año para los nuevos contratos fijos, como si de una feliz ocurrencia se tratara contestó que aún no había nada concreto, pero que era un tema que estaban debatiendo.
Emilio Botín, en Nueva York, estaba promocionando el Banco que preside y, emocionado, dijo que todo el mundo quería invertir en España, que estaba llegando dinero a la Bolsa, a la Deuda, y llegando dinero para hacer inversiones directas. En definitiva: "estamos en un momento fantástico".
La Cruz Roja acaba de dar un informe demoledor sobre la pobreza que avanza sobre España y los españoles; el presidente del Banco de Alimentos, ayer, pidió ayuda urgente para evitar que, a base de solidaridad ciudadana, 150.000 españoles no caigan en la exclusión social.
España se está partiendo en dos, por una parte las políticas del Partido Popular con su mayoría absoluta y elementos encantados como Juan Rosell y Emilio Botín; y, por otra parte, los seis millones de parados y una pobreza en continuo crecimiento.
El Gobierno recorta políticas sociales, ayudas a la investigación, etc., etc. y amplía el Plan Pive para que, los que puedan, cambien de coche. Juan Rosell, con su antecesor en la cárcel, busca competitividad para sus representados contratando esclavos y Emilio Botín dice que todo el mundo quiere traer su dinero a España, pero el y su familia lo mantienen a buen recaudo en Suiza.
¡Vaya mierda!