Este año el Papa Francisco nos aprieta los tornillos con su lema del DOMUND: Fe+Caridad=Misión, de modo que “los bautizados y las comunidades profundicemos en nuestra conciencia misionera, para favorecer la difusión del evangelio en el mundo”. Y es que en nuestro viejo y pícaro mundo, somos como los toreros de salón. Manejamos la capa y la muleta con soltura…porque ningún toro de verdad nos embiste. Creemos que hacemos maravillas, pero estamos muy lejos de ser misioneros.
Voy a transcribir en este día del DOMUND un texto de Saint-Exupery que siempre me produce escalofríos: “Odio a mi época con todas mis fuerzas. En ella el hombre se muere de sed. Y no hay más que un problema para el mundo: dar a los hombres un sentido espiritual. No se puede vivir de frigoríficos, de balances, de política. No se puede. No se puede vivir sin poesía, sin calor, sin amor. Trabajando únicamente por el logro de bienes materiales, estamos construyendo nuestra propia prisión”.
Por eso cada día admiro más a esos cincuenta mil sacerdotes y a esas ciento cincuenta mil religiosas que han cogido el evangelio por donde más quema, y se han ido a acompañar a los más pobres. Ellos son felices, creen de veras, dan la vida por la gente. Nosotros, estamos aplatanados, tristes, pendientes de nuestras diminutas amarguras.