Por debajo del umbral de la pobreza

Es tremendo el informe que Víctor García Ordás,  presidente de la Red Europea de la Lucha  contra la Pobreza de Asturias (EAPN), presentó en la Junta General del principado con motivo del Día Mundial para la erradicación de la pobreza, en presencia del presidente del parlamento asturiano Pedro Sanjurjo, de la todavía Procuradora general del Principado María Antonia Felgueroso y de varios diputados. Según el mismo más de 100.000 personas -prácticamente como el mismo número de desempleados- viven en Asturias por debajo del umbral de la pobreza -algo así como un 10 por ciento de la población- de las que unas 6.000 se encuentran en situación de privación material severa.

Víctor García Ordás explicó en este acto solidario y reivindicativo en la casa de todos los asturianos, esto es, en nuestro parlamento autonómico, que vivir por debajo del umbral de la pobreza supone que una familia de cuatro personas (dos adultos y dos niños) es no disponer de más de 1.287 euros al mes o de 613 euros si se trata de un solo individuo. Según este informe el 44,7 por ciento de las personas que residen en el Principado tienen dificultades para llegar a fin de mes, un 5,4 por ciento presenta muchos problemas y un 26,9 por ciento tiene ciertos aprietos. El número de personas que no podrían afrontar gastos imprevistos ha aumento en el último año en nuestra comunidad autónoma, pasando del 16,2 por ciento al 24,9 por ciento, situación que también se ha visto incrementada en retraso en el pago de hipotecas, alquileres o suministros. Según Víctor García Ordás “la situación es alarmante en el Principado aunque el sistema de protección económica -menos mal, aunque no es un consuelo- es mucho mejor que en otras regiones gracias a iniciativas como el salario social básico”.

En presencia de sus señorías -afortunadamente no afectadas por tan dramática situación, de lo que me alegro- Víctor García Ordás critico la actual política de recortes del Gobierno y pidió de inmediato un plan de choque autonómico contra la pobreza y la exclusión social. Está claro que de unos años para acá en los que nuestros gobernantes perdieron el control del nivel socio económico de la población los ciudadanos de a pié cada día somos más pobres. A todos los políticos se les llena la boca hablando de crear empleo pero ninguno sabe como hacerlo. Hay que reconocer el extraordinario esfuerzo de las ongs, muchas de ellas desbordadas ante la masiva presencia de familias en demanda de ayuda, de simples alimentos para poder comer padres e hijos y es que las altas tasas de pobreza infantil son como para no poder dormir.

En un país que pide a gritos una reforma de la Constitución, a ver si decidimos de una vez por todas si nos convertimos en un Estado federal o no, una autonomía pequeña como es la nuestra tiene poca capacidad de reacción por mucho que digan nuestros gurús locales comenzando por el equipo de “sabios” que asesora al presidente del Principado Javier Fernández y que siempre aconsejan más de los mismo sin saber como aplicarlo a la sangrante realidad social. Somos geográficamente fondo de saco y la crisis nos ha cogido lo que se dice en pelotas, con unas infraestructuras inacabadas, un tejido empresarial afectado y en recesión, y la falta de un modelo de sociedad que cara al futuro indique por donde ha de ir el barco autonómico, superando la caída de  los que fueron sectores tradicionales de riqueza y empleo, como el carbón y el acero.

En todo caso pese lo alarmante que es el informe de la EAPN a lo largo de su historia Asturias ha superado situaciones críticas, de ahí que pese a todo hay que tener confianza en nosotros mismos, en la capacidad de reacción del pueblo asturiano pero, la pregunta clave es: ¿Están nuestros dirigentes a la altura que demanda la sociedad?. Ya se que ocupan sillones influyentes durante cuatro años y disponen de buenas retribuciones gracias a nuestros votos pero sus actuaciones, de las últimas elecciones para acá, están generando mucha frustración. De momento nos salva la campana de las pensiones, fundamentales en una región con la población más envejecida y con menor natalidad de Europa, pero la ley de la vida hace inexorablemente que los pensionistas vayan yéndose y con ellos sus percepciones. En estos momentos en Asturias muchas familias dependen, hijos y nietos, de la pensión del abuelo. Sin querer ponerme trágico, la situación es muy preocupante e informes como el que comento son un toque para que no olvidemos la alarma social que vivimos.

 



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