La Xunta de Galicía que preside Alberto Nuñez Feijo, GrupoPopular, ha decidido no autorizar una explotación de oro en la localidad de Corcocesto que pretendía poner en marcha la empresa multinacional canadiense Edgewater. El proyecto, con poca solvencia y salvaguardas medioambientales, no ha convencido pues a los dirigentes de la vecina autonomía por más que ofrecían puestos de trabajo. Algo parecido a lo que va a ocurrir con el proyecto de extraer oro en Salave (Tapia de Casariego). Con la sensibilidad ecologista que en la actualidad hay en nuestra sociedad la minería a cielo abierto tiene grandes dificultades para ser implantada, si no que se lo digan a HUNOSA que pretende volver a ponerla en marcha para levantar algo su caída producción y también para llevar algunos números negros a su balance.
El caso es que las cuencas centrales año tras año continúan perdiendo pulso económico y población. Siempre pongo como ejemplo la localidad de Turón en la que llegaron a trabajar en distintas explotaciones nueve mil mineros y hoy no hay ni uno en activo. Lamentablemente también falló la reindustrialización con la puesta en marcha del polígono de La Cuadriella que allá por 1997 fue inaugurado a bombo y platillo por el entonces vicepresidente del Gobierno de la nación Francisco Alvarez-Cascos. Turón ha perdido hasta su identidad que Correros no le admite como ponerlo como localidad en las cartas. Los vecinos han protestado y el delegado del Gobierno Gabino de Lorenzo ha prometido hacer las pertinentes gestiones para que Turón pueda ser de nuevo una localidad con distrito postal propio y figurar en las direcciones de la correspondencia de los ciudadanos.
En agosto de 1974 tuve el honor de pronunciar el pregón de las fiestas de dicha localidad minera. Creo que fue en la sala María Luisa y como por aquel entonces la minería asturiana no había comenzado su declive fui optimista y festivo en mis palabras, como no podía ser menos. Luego el lento declinar del valle ha llevado a Turón a ser en estos momentos, cuarenta años después, un geriátrico con pocos habitantes, muy mayores, dependientes de una pensión, y con los cuatro jóvenes que aún residen en Turón buscando trabajo mientras el ayuntamiento de Mieres al que pertenece -ya se que está para pocos trotes económicos, la verdad- mira para otro lado. Sin embargo, Turón siempre ha tenido voces en su defensa, como Manuel Baquero, hoy con 90 años y en plena forma, salvo por su sordera. Luchó por la localidad y a él, corresponsal impenitente de los medios de comunicación, se debió en gran parte la remodelación del barrio de San Francisco. El doctor José María Rodríguez Hevia, fallecido hace unos años, como presidente de Mejoras del Valle de Turón , luchó intensamente por la recuperación de la zona pero tampoco pudo hacer mucho.
Turón tiene ahora una voz que se expresa con la pluma, la de Manuel Jesús López “Lito”, que lleva ya más de 3.000 páginas escritas sobre la historia general del valle, haciendo especial hincapié en la desaparecida industria minera y recogidas en siete libros en donde están retratados más de 22.000 turoneses con fotos de hace 140 años para acá, además de recoger los árboles genealógicos de treinta y tres familias de diferentes épocas, así como un centenar de biografías. “Lito” es de El Fabar, barrio turones ubicado entre La Felguera y El Lago. Titulado por la Universidad de Oviedo ha desarrollado su vida profesional como funcionario del ayuntamiento de Oviedo -acaba de jubilarse- así como profesor de matemáticas en su academia de Turón.
Hace pues 25 años que “Lito” inició sus investigaciones sobre el valle de Turon que han dado lugar a los siete libros y ya tiene otro en proyecto. Crítico con las administraciones autonómica y local, “Lito” no piensa tirar la bandera por un Turón mejor donde aún reside su madre con 9o años. En concreto, pues, este valle es como la porpia Asturias. No hubo previsión cuando el oro negro, el carbón, hacía correr la riqueza. Ahora, 50 años después retornar, con un sector como el hullero agonizante, resulta imposible. Los castilletes de las viejas y abandonadas explotaciones como Figaredo, San José, Santa Bárbara… son mudos y tristes recordatorios de aquellos tiempos de esplendor minero que jamás volverán.