De bien nacidos es ser agradecidos

La princesa Letizia Ortíz se quedó con las ganas de preguntarle al presidente del Principado Javier Fernández por como está el ambiente en Oviedo para el acto de entrega de los premios Príncipe de Asturias el próximo día 25, y es que el jefe del Ejecutivo asturiano fue uno de los siete presidentes autonómicos que no acudió a la fiesta de la Hispanidad a Madrid como tampoco ayer lo hizo para celebrar la festividad de la patrona de la Guardia Civil en su cuartel general en el ovetense barrio de Ventanielles. Sí fue en su lugar su mano izquierda, el consejero de la Presidencia Guillermo Martínez. Y es lógico, el ingeniero de minas debió quedar exhausto tras el debate del estado de la región del que su gobierno monocolor ha salido bastante más debilitado de lo que estaba. Otro ingeniero de minas, al fin y al cabo siempre mandaron mucho en Asturias, el delegado del Gobierno Gabino de Lorenzo quita importancia a la avería sufrida en uno de los hornos altos de Arcelor Mittal en Veriña. Hornos de los que ya hace un buen montón de años fue el jefe, cuando Fernando Lozano era presidente de ENSIDESA, y Gabino de Lorenzo decidió el paso de irse de la empresa siderúrgica para dedicarse a la política municipal en Oviedo, animado por su buen amigo y colega de ingeniería Silverio Castro que por aquel entonces Alianza Popular no encontraba candidato a la alcaldía de la capital, lo que son las cosas.

La consejería de Sanidad está a toda presión con la puesta en marcha del nuevo hospital central y con la nueva residencia sanitaria de Mieres. El Gobierno autonómico para calmar a sus huestes gijonesas anuncia una ambigua aportación de cien millones de euros para mejorar el hospital de Cabueñes, a estas alturas completamente saturado. El esforzado consejero Faustino Blanco, más estresado de lo debido en los últimos tiempos, no deja de enviar a grupos de empleados del viejo hospital general a conocer el nuevo. Tengo una amiga enfermera a la que ya han llevado a visitarlo tres veces. Entre tanto la sanidad asturiana comienza a resentirse. Querer ir a un especialista en Oviedo esta temporada es una aventura digna del más puro tercermundismo. Un amigo que necesita ir al oftalmólogo lleva varios días intentando conseguir sin éxito cita en el centro de la calle de La Lila y es que aunque se presente a primera hora la cola es como cuando en el Filarmónica daba la vuelta a al manzana para escuchar a Antonio Molina y tiene que desistir. Lo de intentar la cita por teléfono, ni lo piensen. Nadie lo coge por mucho que lo intenten.

Cuarenta y tres años después de que el entonces ministro de Trabajo Licinio de la Fuente lo inaugurase el Instituto de Sicosis pasa a mejor vida. Es cierto que la que fue enfermedad azote de la minería ya no existe pero hay otras muchas que necesitan tratamiento y hospitalización especializada en un centro como el que nos ocupa. Con el cierre del histórico edificio de Silicosis se va una parte importante de la contemporánea historia de la medicina asturiana. Creo que ahora es el momento de que la sociedad asturiana de un homenaje a la persona que logró, entre otras cosas, que el primero y único instituto de Silicosis se construyese en Oviedo y que tantas vidas, especialmente de mineros, a salvado. Me refiero al langreano Noel Zapico Rodríguez. En aquellos años del tardo franquismo, como presidente que era de la Unión de Técnicos y Trabajadores del Sindicato del Combustible primero, y como presidente del Consejo Nacional de Trabajadores después, logró para Oviedo el Instituto de Silicosis, así como que la Seguridad Social vendiera en excelentes condiciones el balneario de Ledesma al Montepío Minero. Este, menos mal, hace años se lo reconoció dándole la medalla de oro del mismo un día de Santa Bárbara. Ahora Noel Zapico es adjunto a la presidencia de la Procuradoría general del Principado pero dicho organismo, a instancias de su propio partido, el Popular, desaparecerá en diciembre. Siempre he tenido la impresión de que la cúpula del Partido Popular en Asturias tiene celos de este veterano político y otrora destacado sindicalista. Solo el que fue consejero de Administraciones Públicas Ramón Cañal, cuando Sergio Marqués en su primera etapa como presidente del Principado, ofreció a Noel Zapico la dirección regional de Administración local que desempeñó un par de años de manera brillante y a satisfacción de la mayoría de alcaldes, incluidos los de izquierda.

Insisto, Asturias no ha hecho justicia con Noel Zapico y menos la derecha asturiana. De bien nacidos es ser agradecidos, pero aquí, en nuestra tierra, ya se sabe, en cuanto asomas el llombu te lo pisan.



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