Ya lo dijo Cristóbal Montoro semanas atrás: "España volverá a sorprender al mundo y no tardando mucho". Y en esa ocasión, para variar, el ministro sabía que lo que decía era con conocimiento de causa.
En los últimos días todos los grupos de la oposición parlamentaria consensuaron una propuesta para tipificar como delito la apología y el enaltecimiento del franquismo así como también del nazismo, del fascismo y el totalitarismo; al mismo tiempo que penalizar a las personas u organizaciones que promuevan y difundan ideas basadas en la negación de la democracia y el fomento del odio.
Pues bien, el Partido Popular, con su mayoría absoluta rechazó la propuesta. Me entristeció saber la noticia, pero no me extrañó nada. Treinta años son muy pocos para cambiar algunas ideas y aún hoy son miles los demócratas de centro-derecha que, por haberlos vivido o por transmisión oral, tienen los años de la dictadura deFranco como los tiempos de la luz en los que fraguaron sus grandes ideales ciudadanos.
Solo un "pero" a la frase de Montoro: España volverá a sorprender no tardando mucho, seguro, pero sin dejar de sorprender día a día. Y no para bien, precisamente. En ningún sentido.