Es bueno que las cajas se liberen de su dependencia política, siquiera sea parcial, porque en cambio, no lo es que coincidan ni total ni parcialmente las condiciones de prestamista y prestatario. Y menos cuando el prestatario es con cierta frecuencia cualquiera de los niveles de una administración que como la nuestra es desmesuradamente deficitaria y aficionada a las obras deslumbrantes, por costosas que sean, que den lustre a sus promotores.
Es bueno, por excelente que sea su funcionamiento, que la mejor manera de no caer en la tentación de aquél que pedía una sinecura, no donde le pagaran mucho, sino donde hubiese abundancia de dinero.
Parece importante, para el tiempo que viene, tener una estructura económica que más adelante sirva de esqueleto a cada esquema político y permita las habituales veleidades y probaturas sociopolíticas frecuentes incluso en algunos de los países exquisitamente civilizados del primer mundo.
No es bueno, o a mí no me lo parece, que el dinero privado esté al alcance de la administración pública sin pasar por el filtro de derecho fiscal de los impuestos.
La administración tiene que aprender de las administradoras de hogar, aquellas abuelas de hace dos o tres siglos a que horrorizaba la idea de empeñarse y hacían frecuentes ejercicios de taumaturgia económica para que los gastos jamás superasen a los ingresos. Y si no, alguien tendrá que irse preparando a poner el cascabel al gato de volver de ese mundo en mi modesta opinión disparatado y económicamente insoportable de las autonomías, e incluso de ir pensando en que a medida que la técnica lo permite, podría resultar indispensable arreglarse con un menor número de ayuntamientos.
El mundo, al menguar y hacerse más alcanzables quienes antes vivían en las quimbambas, la comunicación, al permitir información inmediata de cuanto ocurre en las antípodas, va suprimiendo fines de etapa intermedios, con economías cautivas como consecuencia de la incomunicación.
Viene un mundo cada vez más previsiblemente diferente, por inimaginable que todavía sea.
11 comentarios
# peón Responder
07/05/2012 20:01Hubo paisanu que se encariñó tantu con una de les vaques que la dexó morrer de vieya enantes de llevala al mataderu.
# Cova Responder
07/05/2012 22:37Que bien que se cuidara tanto a los animales! Ya podia ser siempre así...
# Suárez Responder
08/05/2012 13:20Hola Peón: En ca mió güela teníamos a la Estrella madre de varies vaques y tamién morrió de vieya. ¡que lloros pasé por aquel animal!
# santullano Responder
08/05/2012 16:00de las vacas dependía la supervivencia de una familia. Eran un bien muy preciado y perderla en un al parto o enfermedad podía traer la ruina de la casa
# Gelito Responder
08/05/2012 18:25Porque a las vacas se les ponían nombres rimbombantes?...Coronela capitana..
# maria Responder
08/05/2012 18:31En aquella epoca las vacas no eran sagradas pero casi.Era el sustento de la familia.
# Pin Responder
08/05/2012 21:10De las vacas me gusta hasta el olor de la moñiga
# Marcos Responder
08/05/2012 21:20En mi casa siempre hubo bacas y la primera labor de la mañana era lavarlas y cepillarlas para a continuacion ordeñarlas y sacarlas al prao a pacer:Cuando volvian tenian otra racion abundante de pienso ,segao o hierba seca:Eran el sustento de la familia.
# Suárez Responder
09/05/2012 16:35Hola Gelito: Los nombres "rimbombantes"posiblemente se debiese a que la vaca al ser algo valioso, el nombre debía ser bonito y sonar importante
# pepa Responder
11/05/2012 11:10y yo pensando en las vacas como fabricas de leche!
# babin Responder
23/05/2012 11:54Que verdad es todo. Teniendo una vaca y unes pites ya tenías sutento, con cuatro patates de la guerta y cuatro fréjoles