Cuentan la crónicas que el ídolo Messi llegó al juzgado de Gavá bien trajeado y sonriente, en incómoda calidad de imputado por un fraude a la Hacienda Pública de algo más cuatro millones de euros.
Lo hizo después que su padre, Jorge Horacio Messi, imputado en la misma causa. Muchos periodistas y bastantes admiradores aguardaban al mejor futbolista del mundo a las puertas del juzgado. No podía faltar una agencia de noticias argentina entre los medios asistentes.
El ministerio fiscal reclama al astro del balompié 4,1 millones de euros por tres delitos fiscales durante los ejercicios correspondientes a los años 2007, 2008 y 2009. Según esa reclamación, Messi y su padre burlaron la tributación de los ingresos derivados de la cesión de los derechos de imagen a terceros.
Tengo entendido, según una información publicada recientemente, que la compañía Epic Pictures Group prepara una película sobre la vida del futbolista argentino Lionel Messi, que podría estar lista para exhibirse en los cines coincidiendo con el comienzo del Mundial de Fútbol de Brasil 2014. Seguro que de ese film se derivarán mayores retribuciones por derechos de imagen a terceros, no se sabe si para que Messi repita la historia por la fue noticia días atrás. Estoy convencido de que el film jugará a favor de esa buena imagen y será fiel reflejo de la aclamación que le tributó una mayoría del gentío concurrente ante el juzgado de Gavá. Los gritos de ¡Campeón! y ¡Presidente! (¿del Gobierno?) se impondrán a los pocos que lo llamaron chorizo o ladrón.
No cabe esta última posibilidad en una peli de Holywood protagonizada por niño pobre de los suburbios, llegado a la gloria futbolística desde la nada, pero quienes como Messi consiguieron eso deberían ser lo más llamados a reparar -ante Hacienda- que éste es un país donde una de cada cinco personas está en igual o peor situación que Messi cuando nació en un humilde cuna.