¿Ustedes se imaginan que en Alemania pudiera existir la Fundación Adolf  Hitler? ¿O Pinochet y Videla tuvieran sendas fundaciones que glorificaran sus asesinatos? Lo inimaginable es posible en este país, Marca  España se llama.

Aquí no solo existe sino que estuvo recibiendo subvenciones públicas hasta la aprobación de la Ley de Memoria Histórica (2007) y luce orgullosa en cada acto la bandera preconstitucional. Ahora, además, se permite hacer apología del golpe de estado: El Ejército no puede continuar callado ante la deriva de España, en manos de mafiosos y traidores, decían esta semana. Ya lo decía el general Mola: Acabaremos con todos aquellos que nos piensen como nosotros. Y a fe mía que lo consiguieron, las cunetas están llenas de ellos y el pensamiento dictatorial en boga. Atado y bien atado.

¿Hasta cuando este país va a seguir sin limpiar sus alcantarillas? ¿No recuerdan ustedes que fue el golpe de estado de ese enano cabrón el que nos hundió en una guerra civil? Si, ese que fue profesor de inglés de Aznar&Bottle, gallego para más señas. ¿Cabe en alguna cabeza que siga siendo homenajeado año tras año? Y si piensa que son cuatro nostálgicos ochentañeros que venden lotería del caudillo (se lo juro), vuelva a la realidad, porque en realidad estamos hirviendo el caldo para que nos salgan tropezones como el asalto a la librería Blanquerna. ¿O no se da cuenta de que el resurgir nazi no es algo limitado a Alemania y Grecia? Nosotros tenemos los franconazis, muchos crecidos al calor y rebufo de esta asociación que en ningún otro sitio estaría consentida.

No se trata ya de memoria histórica, hablamos de normalidad democrática, algo que todavía no alcanzamos. Les adjunto la petición de ilegalización al  Presidente del Parlamento Europeo Martin Schulz y carta a los Diputados. Es del año pasado, pero las razones se mantienen y aumentan cada Día-da que pasa.