No hay que ser un lince ibérico para darse cuenta de que las cosas no van bien en nuestra querida Asturias. Como ocurre con las ovetenses fiestas de San Mateo nuestra comunidad se está convirtiendo en un gran chiringuito afectado por la incapacidad de nuestros dirigentes, por nuestra escasa capacidad de reacción ante la crisis y por la agonía que supone ser una región marginada política, administrativa y hasta geográficamente.
Estos días han salido en los medios de comunicación indicadores preocupantes. Alarmante caída del tráfico por la autopista del Huerna con un retorno del conductor a la carretera del puerto de Pajares -un parador cerrado y en ruinas es hoy la entrada al Principado- y el anuncio de huida de compañías de aviación que hasta el momento mantenían vuelos internacionales con Lisboa, París, Londres, etc. como consecuencia del descenso de viajeros en el aeropuerto de Santiago del Monte. El verano ha sido malo para los establecimientos hoteleros, especialmente los rurales cuyo número creció en demasía en los últimos años, afectados también por el descenso en los precios de los hoteles, incluido el mítico Reconquista de Oviedo. Por cierto, empleados del mismo me comentan que el Principado, propietario del establecimiento a través de HOASA, está disgustado con el concesionario, la cadena Melía, que no cumple nada de lo prometido para mejorarle cuando se hizo con el contrato para quince años de explotación.
Volviendo a lo que nos ocupa, las agencias de viajes, con el agua al cuello. Este verano ha sido alarmante el descenso del asturiano de a pie que se iba unos días con la familia a descansar a otras regiones de España. Otro ejemplo, menos vuelos charter y sin llenar los aviones. Lo curioso es que España vive un momento dulce en turismo aprovechando que el resto de Europa ha comenzado a levantar cabeza y que países de influencia árabe no están para viajar a ellos, pero este momento Asturias, por lo que se ve, no es capaz de de aprovecharlo. Las líneas aéreas anuncian su marcha de Asturias no solo por el descenso en el número de viajeros sino también por la falta de subvenciones por parte del gobierno autonómico. Llenar el tanque del vehículo en nuestra tierra es más caro que hacerlo en León, por ejemplo y nuestras infraestructuras, cuantas veces lo hemos escrito, dejan mucho que desear por más que la ministra de Fomento Ana Pastor se empeñe en decir lo contrario.
Esta semana se ha anunciado la pérdida de más de 600 empleos cualificados en el Principado con el anunciado cierre de la factoría de Tenneco en Gijón y de las minas de Victorino Alonso en el suroccidente. ¿Como vamos a compensar esta sangría?. Los políticos continúan con la boca llena hablando sobre la necesidad de crear empleo pero ¿Cómo hacerlo?: Sin banca regional, con una patronal floja y temerosa, solo las distintas Administraciones podrían generar empleo pero tampoco su situación económica es boyante ni mucho menos. La crisis se nota en los miles de ciudadanos que estos días están examinándose en los distintos ayuntamientos para intentar conseguir un año de trabajo en los famosos planes de empleo. El gran chiringuito en que nos estamos convirtiendo tiene su ejemplo práctico en estas fiestas de San Mateo en la zona céntrica de Oviedo. Y en algunos de ellos los mojitos les serán servidos por hosteleros de cinco estrelllas. A donde estamos llegando, madre del amor bendito.