Según últimas noticias, de hecho ya ha iniciado Estados Unidos sus acciones armadas contra el régimen de Al Assad, fuerzas especiales se han infiltrado en territorio sirio para asegurar que los ataques mediante misiles y bombardeos selectivos sean plenamente efectivos. Las mismas fuentes añaden que las previstas acciones de castigo contra los responsables de haber utilizado armas químicas en la actual guerra civil, tienen el rechazo de dos terceras partes de la opinión norteamericana, muy escaldada después de la tragedia de Irak y los falsos motivos que la motivaron.
El secretario de estado de los Estados Unidos, John Kerry, ha declarado que en esta ocasión: “los Estados Unidos no volverán a justificar una campaña militar basándose en falsos datos del servicio de inteligencia” , asegurando que ahora se poseen pruebas concluyentes que han sido puestas a disposición de los medios de comunicación, de la ONU, OTAN y países cercanos.
A pesar de la firmeza de las aseveraciones, el presidente Obama todavía no ha dado luz verde a los ataques, a la vez que reitera que el único motivo de los mismos sería erradicar las armas químicas en toda clase de confrontaciones, con castigo ejemplar para los responsables.
Desde luego Bachar Al Assad cruzó la línea roja que, ni siquiera en los momentos de mayor dureza bélica, traspasaron los contendientes de la II Guerra Mundial. Sí parece que Sadam Hussein utilizó armas químicas contra los kurdos.
El presidente Obama ha insistido en argumentos éticos para justificar los ataques anunciados, asumiendo una responsabilidad de guardián planetario que tiene muchas zonas obscuras, además de un tufillo de hipocresía, según opinión generalizada.
Posiblemente Obama sea un caso más de lo que se llama pensamiento dual, que representa la capacidad para albergar, simultáneamente, dos pensamientos contradictorios y ser capaz de aceptar ambos. Ética e intereses económicos y políticos no casan bien. Su voluntarismo, su buenismo, que diría Zapatero, choca con el pragmatismo americano y la real política de sus amigos y aliados. Las reticencias de la ONU, el rechazo del parlamento británico, la frialdad de la OTAN y de Angela Merkel, tal parece que pueden motivarle un cambio de estrategia para forzar más adhesiones junto a las de Francia y la Liga Árabe. Respecto a España, estamos ya enganchados, no se puede olvidar que Rota es la principal base naval y que de Morón de la Frontera despegarán los aviones de combate.
El presidente americano busca legitimidad, acabar con la guerra química, por encima de la legalidad que daría la autorización de las Naciones Unidas. Mientras se toman decisiones crece la sensación de que el avispero del Oriente Medio, puede alcanzar proporciones incontroladas y daños colaterales de todas las clases. A nosotros también.